Economia y negocios
Rosario Pérez Villanueva

‘La Línea de la indignación’

Nadie niega (al menos, nadie sensato que yo conozca) que el narcotráfico es, hoy por hoy, un problema para mi pueblo, La Línea

Firma Rosario Pérez, "La Línea de la indignación"

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Algeciras

Nadie niega (al menos, nadie sensato que yo conozca) que el narcotráfico es, hoy por hoy, un problema para mi pueblo, La Línea. Un problema grave, como lo es para otras ciudades fronterizas. Un problema al que hay que tener la valentía de mirar a la cara, sin complejos, y buscarle solución… conscientes de que esa solución no pasa únicamente, aunque también, por dotar de más medios materiales y humanos a la Policía y a la Guardia Civil… Al menos, de los medios suficientes como para que los malos no se cachondeen de ellos en su cara.

Pero una cosa es reconocer que un lugar, el que sea, tiene un problema que (no lo olvidemos) las Administraciones tienen la obligación de intentar resolver, y otra, muy distinta, faltar al respeto al conjunto de los habitantes de ese lugar, cayendo en la exageración, en la generalización y en la mentira, cuando no directamente en el chascarrillo barato y en el desprecio, fruto de la prepotencia y de la ignorancia de quienes están acostumbrados a dictar sentencia desde lejos, normalmente desde Madrid, desde cómodos platós de televisión atestados de tertulianos de ésos que se creen expertos en casi todo.

La Línea, en el sur del sur de la península, puerta con puerta con Gibraltar, tan cerca de Marruecos y de la Costa del Sol, olvidada por quienes tenían la obligación de haberse preocupado un poquito por ella, siempre estuvo casi sentenciada a ser tierra de contrabando, de buscavidas y oportunistas del dinero fácil… Pero los malos, como en casi todas partes, son la minoría, una ruidosa y maldita minoría, le pese a quien le pese, y por mucho que esta afirmación les fastidie el titular a quienes siguen la estela del Periodismo amarillo y sensacionalista… Ya saben, los que prefieren inventar y difamar antes de que la realidad no les estropee una noticia.

Pero en La Línea, aparte de mucha gente buena, honrada y trabajadora, hay también mucho arte, y por eso los comerciantes están inundando las redes sociales, desde hace días, con fotos de datáfonos… Sí, ya saben, esas maquinitas que permiten el cobro con tarjeta de crédito, y que, según se afirmó en el programa Espejo Público, sin atisbo de pudor, es algo que escasea por aquí.

Tiene tela tener que andar aclarando obviedades como ésta, pero que el otro día unos encapuchados se llevaran a un narco de un hospital es algo que clama al cielo, por supuesto, pero no es algo que ocurra todos los días, como no todos los días abusan de niños en Cazorla, ni todos los días se cometen atentados en Barcelona, ni todos los días secuestran, violan y asesinan a mujeres en no sé cuántas ciudades de España.

Los delincuentes son delincuentes, y punto. Vivan donde vivan, y se aprovechen de las circunstancias de las que se aprovechen. Insinuar que todos los habitantes de La Línea se lucran con el narcotráfico o lo consienten es como insinuar que todos los políticos se lucran con la corrupción o la consienten, o que todos los hombres son machistas y potenciales maltratadores, sólo porque algunos lo son. Exagerar y generalizar tan sólo sirve para acabar consiguiendo que paguen justos por pecadores… Y eso no sólo es demagógico y dañino, sino también tremendamente injusto.

 
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