Sociedad
Memoria histórica

Ana Verdú: “Las heridas están abiertas, hay que contribuir a cerrarlas de una vez”

Conversamos con la directora del Archivo Municipal y con Rafael Morales, sociólogo y doctor en Historia y responsable de los trabajos del archivo sobre Memoria Histórica

Entrevista a Ana Verdú y Rafael Morales

Entrevista a Ana Verdú y Rafael Morales

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Córdoba

La memoria es selectiva, para eso están ustedes, para ordenarla y servirla.

Ana Verdú (AV): Efectivamente. La memoria es selectiva sobre todo en esta época, donde los acontecimientos de hoy enseguida hacen que borremos de nuestra mente, cada vez más instantánea, lo que pasó ayer, pero lo de ayer es necesario conservarlo. Primero porque sirve como antecedente administrativo a muchos ciudadanos, y para continuar porque lo conservamos hoy y lo que ahora mismo pensamos que es un simple documento administrativo en la historia del mañana. Los archivos cumplen esa misión de conservar el hoy y de servir a los ciudadanos para la defensa de sus intereses y de conservar también ese hoy para que sea la memoria del mañana.

Este edificio está en la calle Sánchez de Feria, ¿quién era?

Ana Verdú y Rafael Morales consultan el registro en el Archivo Municipal. / CADENA SER

AV. Bartolomé Sánchez de Feria vivió en esta calle y entonces era una costumbre bastante habitual que se denominara a las calles por las personas o por la familia o por los gremios que lo habitaban, por ese motivo se llamaba esta calle de Bartolomé Sánchez de Feria. Vivió aquí y este señor fue una persona muy interesante. Vivió en el siglo XVIII nació en el 1719 y murió en el 1783, estudio para sacerdote en San Pelagio, pero no le gustó mucho esta carrera y acabó estudiando medicina en Osuna y en Sevilla y ejerciendo como médico primero Castro del Río y después en Córdoba. Tuvo una fama como médico extraordinaria, ejerció de médico para el Hospital del Cardenal Salazar, aquí al lado, y para la Inquisición también. También era muy aficionado a la Historia y a la Historia Sagrada y entonces tiene esa doble faceta de médico y de historiador.

¿Quién le puso el nombre a la calle?

 AV. La gente, se lo ponían por aclamación, por costumbre, porque eran dónde vivían las personas, los gremios y luego de derecho se ha sancionado en el callejero. También está calle se le denominaba de las campanas porque iba a parar a la fachada del entonces convento de la Trinidad, después parroquia, donde estaba el campanario.

¿De qué nos salvaría venir más al archivo?

 AV. Os salvaría de muchos problemas cotidianos, para empezar. De hecho, muchas veces el ciudadano ni lo sabe, pero la administración viene por él al archivo. Nosotros servimos documentos para dar una licencia de obras, o una licencia de apertura o poder utilizar un apartamento como apartamento turístico o un certificado de padrón. A veces vienen presencialmente los ciudadanos haciendo esas gestiones y a veces es la misma administración la que nos pide toda estos antecedentes administrativos para poder proceder a concederlos. Cada vez más son los ciudadanos que vienen de manera presencial porque agilizan muchísimo así sus trámites. Afortunadamente nuestros usuarios hace ya muchísimos años que han dejado de ser exclusivamente los eruditos los historiadores, usuarios por supuesto muy apreciados por nosotros, pero que conviven incluso en la misma sala afortunadamente con los ciudadanos que vienen simplemente a resolver necesidades de su vida diaria.

Ustedes pueden medir entonces el incremento de peticiones relacionadas con los apartamentos turísticos.

AV. Se mide y se cuantifica todo. Sí es increíble, ha sido muy considerable el aumento en las peticiones de documentos que necesitan los ciudadanos para poder utilizar una vivienda como apartamento turístico. Y además en todos los barrios de Córdoba incluso en barrio y que aparentemente no lo ves con cercanía al casco histórico, pero bueno hay tal demanda…

¿Muy considerable, podría cuantificarlo?

AV. No tengo ese dato ahora, pero ha habido un aumento pues en el último año pues como de un 90% más de peticiones sobre licencias de obras que se consiguieron en su momento o que nos van pidiendo la cédula de habitabilidad y los documentos que necesitan para la tramitación y conversión en apartamento turístico.

¿Qué documento del archivo nos serviría para entendernos mejor como ciudad?

La ciudad de Córdoba tiene la suerte de tener archivados los libros de cementerios, en los que se registraron muchos de los fusilamentos de la represión franquista / CADENA SER

AV. Eso es igual que pedirle a una madre que elija a uno de sus hijos. Tenemos millones, desde el Fuero de Córdoba (1241) a la actualidad. Yo invito a los cordobeses asomarse a nuestra página web donde tenemos todo el fondo históricos en libre consulta y muchos documentos digitalizados. Siempre cito varios que a mí me resultan especialmente significativos: por ejemplo el mandamiento que hizo el Consejo de Córdoba en 1523 prohibiendo a los albañiles, a los canteros, a los carpinteros que trabajasen en la obra de la Mezquita, que se estaba “desfaciendo”. Era ya significativo en esos momentos ese posicionamiento, incluso contra el obispo preceptor del entonces emperador, y la consideración ya de que teníamos una joya única. Cómo Córdoba siempre ha tenido ese especial apego hacia su monumento por esencia. Y luego, evidentemente, cómo no citar el expediente de declaración de los Patios de Córdoba como Patrimonio de la Humanidad. Nuestra seña de identidad es muy ambivalente tanto ese grandioso monumento como es mezquita como los últimos patios de vecinos que se hicieron, por supuesto sin contar con licencia, lo que ahora mismo daría por ilegales en la mayoría de los casos. Córdoba se identifica tanto en esa humilde vivienda y sus patios como en el imponente monumento. En esa polaridad de lo majestuoso, lo imponente y lo sublime del humilde somos Córdoba.

Supongo que no habría ninguna pretensión de que en el futuro fueran declaradas Patrimonio de la Humanidad ni siquiera una pretensión de belleza en la propia ejecución de la casa

AV. Sí había una pretensión de recuperar el paraíso perdido de muchos emigrantes que dejaron su campo, su tierra, para venir a buscarse la vida a finales del siglo XIX y principio del XX. Ese patio que se convierte en espectacular en su belleza en ese tránsito del siglo XIXI al XX. Recrear el paraíso perdido del campo en una situación de hacinamiento, que era lo que había en esos patios, un hacinamiento caldo de cultivo para que surgiese la marginalidad y que se convierte en un espacio fantástico de convivencia y de colaboración. Nada de la vivienda estaba para enseñarse, tendrían un catre y poco más, pero se dedican todos los que habitan en esa vivienda a poner hermoso lo único de lo que pueden presumir. El patio era lo único, de lo que podían disponer, que pudieran poner hermoso.

La política de hoy se construye, en muchos casos, en base a la Historia. ¿Vienen los políticos por aquí?

AV. (Silencio) Bueno, no vienen, pero cuentan con nosotros. La información de primera mano, la Historia sin versiones está aquí. Por supuesto que cuando tenemos actos y demás sí contamos siempre con su presencia, pero bueno somos un servicio transparente, servimos al ciudadano y a la administración.

Pero se echarán a veces las manos a la cabeza viendo los argumentos que manejamos los periodistas, políticos e incluso algunos historiadores sobre lo que acontece.

AV. Pues a veces sí.

¿Por falta de rigor?

AV. Por no contar con la información. Información que nosotros además estamos prestos a servir y deseosos de servir, porque está para eso. Basta simplemente un telefonazo, una llamada y se pone encima de la mesa lo que haya. Es muy fácil no equivocarse primero preguntando ¿qué hay de esto?

Se acaba de aprobar la modificación del callejero y hemos visto como los periodistas y como los propios políticos también esgrimimos argumentos en defensa de unos personajes u otros. ¿Qué le ha parecido lo que ha pasado?

AV. Los archivos no hacen Historia ni los archiveros deben de hacerlo. Nosotros somos camareros de la historia y no los comensales, nosotros servimos los documentos. Los miembros de la Comisión de Memoria Histórica que documentaron el nomenclátor de las calles, dos personas altamente cualificadas como historiadores, acudieron y estuvieron intensamente consultando los documentos del Archivo. Doy fe, doy fe de que así lo hicieron, estuvieron muchas horas documentando lo que había de esas calles en el archivo.

Se incorpora a la conversación Rafael Morales, (RM) sociólogo, doctor en Historia, funcionario y que trabaja desde 2006 en los temas de Memoria en este archivo. 

¿Qué ha pensado usted de este asunto del callejero?

RM. Es evidente que en nuestra historia tuvimos una Guerra Civil y una larga dictadura, una transición y lógicamente pues eso forma parte de nuestra vida con unas connotaciones tanto simbólicas como afectiva importantes. Es un tema que no ha empezado ahora aquí, ha tenido un jalón importante en nuestra ciudad y no va a terminar ahora tampoco. Forma parte de nuestro pasado, nuestro presente y probablemente de nuestro futuro.

¿Cuál es el trabajo que se ha hecho en el archivo en cuestiones de memorias del año 2006?

RM. Hay trabajos previos que hicieron varios investigadores, entre ellos Francisco Moreno Gómez, que fue el pionero en todo esto. Aparte de eso aquí están los documentos en los cuales se ha basado el trabajo del archivo, que son los libros de cementerios así como el trabajo previo de los historiadores. También las aportaciones de diferentes foros por la memoria y de diferentes investigadores. Nuestro trabajo siempre ha sido intentar contrastar con todos los documentos y elaborar un listado lo más riguroso posible, teniendo en cuenta la enorme dificultad de poder concluir con total exactitud acerca de las personas fusiladas en Córdoba en aquellos terribles momentos. La dificultad documental está ahí y es enorme y se ha trabajado mucho en este sentido.

¿Se ha encontrado muchas trabas en el camino?, por ejemplo hojas arrancadas en los libros de cementerios.

RM. Cuando uno intenta ser exhaustivo en el trabajo encuentra muchos palos en las ruedas. Hay que tener en cuenta la dificultad de interpretar diversas inscripciones que están en los libros del cementerio. “MV” muerte violenta o encontramos “zanja” o “judicial”, un poco más complicado. Estamos en un contexto de guerra y lógicamente hay mucha documentación que se pierde en ese momento. En ese sentido la dificultad está ahí. No sólo en Córdoba. De hecho en Córdoba, en cierto sentido somos “privilegiados” porque tenemos los libros de los cementerios. Ha lugares donde han desaparecido los libros de cementerios y documentar este tipo de cuestiones es realmente difícil. Ten en cuenta que España es el segundo país del mundo en número de desaparecidos después de Camboya. Pero bueno yo creo que se va avanzando en esa dirección.

No se trata de cerrar las heridas en falso sino de realmente de que sea un punto y final.

AV Tiene que ser un punto y final. Se menciona con frecuencia lo que puede suponer esto de reabrir heridas. Nosotros, en el tiempo que estuvimos documentando uno a uno exhaustivamente los fusilados para escribirlo en los muros de la memoria y poder dignificar su memoria, y poder así dar satisfacción a un anhelo de sus familiares de poderle poner unas florecillas cuando llega el día de los difuntos, pues constatamos que las heridas que están abiertas. El trabajo tiene que ser para cerrarlas y de una manera sana. Se documentó exhaustivamente con un margen de error que fue, lo repito, del 0,30% sobre 2.311 fusilados. Un margen de error mínimo y comprensible y que, a medida que vamos detectando evidentemente, se subsana y agradecemos a quien así nos hace ver errores en la inscripción de algún nombre incluso la duplicación de alguno o la inclusión de alguien que no que no fue fusilado. Eso lo agradecemos siempre, repito, nuestro interés y el interés es dignificar la memoria de los asesinados y cerrar. Contribuir a cerrar las heridas de una vez.

Pero hay quien aprovecha ese margen de error para poner en cuestión todo el trabajo.

AV. Desgraciadamente sí. Repito: 0,30%

RM. yo creo que hay una cuestión importante que le da una dimensión humana grandiosa a este trabajo. Yo he encontrado muchas veces gente que venía aquí y que se emocionaba muchísimo, gente que se rompía. Gente que llevaba buscando a su padre, a su abuelo 30-40 años que te llaman por teléfono y que de repente se hace un silencio porque están llorando. Esa persona tiene derecho como contempla afortunadamente nuestro ordenamiento democrático y nuestra Constitución, a saber dónde están sus familiares. Eso contribuye a solidificar nuestra nación nuestra patria.

Ese testimonio está grabado. En este debate político, ciudadano, mediático… ¿Escuchar esos testimonios sería un buen ejercicio?

RM. La cuestión es compleja. Lo que sí es importante es que junto a las cifras, a los datos fríos, junto al cómputo de víctimas también hay que escuchar qué significa todo eso en términos humanos. Efectivamente nosotros hemos entrevistado a muchas personas según el criterio de relevancia y a sí mismo de participación. Hicimos un trabajo por los centros cívicos también con la gente de Participación Ciudadana y a las personas mayores le decíamos que su vida importaba, que la narración de su vida, de las costumbres, de lo que habían vivido, de su inclusión en el mundo del trabajo de lo que había sido su experiencia vital, era de importancia. También contamos con el testimonio de personajes, lo que llamamos informantes estratégicos, personas que podían aportar a la Historia de la ciudad datos relevantes o una visión que fuera significativa. Ahí trabajamos con criterio de relevancia entrevistando a personas situadas tanto en el campo ideológico de la derecha como de la izquierda, lo importante que la ciudad conociera su propia Historia a través de la voz directa de su protagonistas.

El trabajo de las exhumaciones será también complejo y ha de ser riguroso para que no se ponga en cuestión.

RM. Sí, porque habría que hacer un trabajo de extracción de ADN, primero localizar con total exactitud las fosas, excavar, sacar los cadáveres y trabajar con el con el tema del ADN y lógicamente fácil no va a ser. Pero no hay otra solución.

AV. Me consta que tienen interés en hacerlo rigurosamente y por supuesto con los documentos en la mano. Va a ser  un trabajo ímprobo pero me consta que tienen interés en hacerlo, como no puede ser de otra manera, de manera rigurosa y contando con diferentes especialistas.

¿El Archivo que puede aportar en ese trabajo?

AV. Los documentos. Que están en los libros, que son los libros de cementerio y los testimonios: qué día se echan víctimas y en qué cantidad es un dato relevante para la estratificación de la fosa.

En la entrevista Rafael Morales destaca también la importancia de una de las iniciativas que desarrollaron en el Archivo Municipal: el denominado Certamen de Memoria, que recuerda “con mucho cariño” y que consistió en invitar a los testigos de los hechos a escribirlos dejando para el futuro la experiencia de vida, una memoria que servirá para el futuro. “Fue muy emocionante”, recuerda, “eran un ejercicio de catarsis para gente normal, amas de casa, trabajadores. Ana Verdú concluye: “que en el archivo de la ciudad conste no solo la memoria de los personajes la historia oficial el nodo en blanco y negro, si no la historia de las personas”.

Será un material que dentro de 200 o 300 años lo leerán con el agradecimiento a quienes lo recogieron.

AV. Y antes.

 
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