Milagro en Tierra Santa

Valencia

Jugando como esta noche en Málaga, el Valencia tendrá muy complicado clasificarse para la próxima edición de la Champions. La remontada in extremis en La Rosaleda no debería confundirnos. Hay victorias que requieren mayor capacidad de autocrítica que algunos empates y/o derrotas que se suceden durante la temporada. Es el caso del encuentro de hoy, en el que el equipo que dirige Marcelino García acaba imponiéndose por dos acciones puntuales de brillantez individual: el testarazo de Coquelin y el pase al espacio de Guedes.

El bagaje es muy escaso, sobre todo si tenemos en cuenta el rival de turno. Un Málaga muy justito de calidad, con una propuesta pobre sobre el terreno de juego y jugadores como Diego González actuando fuera de posición a los que el Valencia no supo buscar las carencias durante casi 100 minutos. El encuentro, dicho sea de paso, tampoco fue el de mayor capacidad analítica por parte del entrenador asturiano. El asunto estaba para algo más que hacer tres cambios hombre por hombre. La broma de Vezo en banda evidencia que algo no se ha hecho bien durante el mercado de enero. Jugando toda la segunda parte para remontar, mantenerle en banda fue anular el carril derecho. 

Y luego está el drama de los centros laterales. No es de recibo que todos los rivales sin excepción generen tanto peligro por fuera. Incluso con el regreso de Jeison Murillo, el Valencia hizo internacional a Ideye Brown y permitió remates librados de marca a Diego González, En-Nesyri. Algo más de lo que -nos consta- se está haciendo en Paterna hay que hacer para detener la sangría. Precisamente por esa hemorragia que no se detiene puede escaparse la clasificación para la próxima Champions. Mucho que mejorar. De forma urgente, además. Empezando por recuperar la eficacia en las áreas.