Misterios y peculiaridades de las exclamaciones y los interrogantes
El castellano, al contrario de muchos idiomas, exige abrir una interrogación con un símbolo
Fuenlabrada
Tras dos semanas hablando de los signos de puntuación, hoy cerramos este capítulo con unos protagonistas muy curiosos: los signos de exclamación e interrogación. Junto a nuestro profesor de Lengua, Alfredo Tarazaga, descubrimos los misterios y peculiaridades de estos pequeños amigos.
Espacio de lengua: misterios y peculiaridades de las exclamaciones y los interrogantes
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Por ejemplo, que los podemos combinar sin problema. Es decir, que en una frase que es tan exclamativa como interrogativa, podemos y debemos poner los dos, como en ‘¡¿Qué me estás contando?!’. Incluso podríamos optar por, en lugar de cuatro, escribir sólo un signo de cada tipo: ‘¿Qué me estás contando!’. Pero, eso sí, debemos guardar siempre el orden, y no poner ‘¡¿Qué me dices!?’ o ‘¿¡Qué me dices?!’, sino que abramos y cerremos la oración con el mismo.
También reflexionamos sobre por qué el castellano, al contrario de muchos otros idiomas, exige los signos de apertura ‘¿’ y ‘¡’. La respuesta es que si bien otras lenguas tienen mecanismos para saber que empezamos una interrogativa (con el cambio de lugar entre el sujeto y el verbo), en castellano sólo tenemos los signos de puntuación para expresarlo.
Por último hablamos de la maldita coma que separa un sujeto de su verbo y que nunca debería existir, como en ‘Yo, creo que no estás bien’. A no ser, claro, que haya una explicación que pertenece al propio sujeto y que sí va separada por comas, como ‘Yo, que te aprecio, creo que no estás bien’.