Sociedad

A prisión por abusar durante años de una madre y sus dos hijas

La Audiencia de Bizkaia ha condenado a catorce años de prisión a un hombre que durante más de cinco años agredió sexualmente a dos adolescentes y a su madre

Cadena SER

Bilbao

La Audiencia de Bizkaia ha condenado a catorce años de prisión a un hombre que durante más de cinco años agredió sexualmente a dos adolescentes y a su madre, aprovechando la relación de confianza que mantenía con la familia de las víctimas.

La sentencia de la sección primera del tribunal vizcaíno impone al hombre una pena de nueve años de prisión por un delito de abuso sexual continuado a una adolescente que cuando fue violada por primera vez tenía 16 años, añade tres años de condena por abusar de su madre y dos más tres por atacar a la hermana pequeña.

Además, el condenado deberá indemnizar con 60.000 euros a una de las chicas y con 6.000 euros a la otra joven así como a su progenitora, al tiempo que se impone una orden de alejamiento de las mujeres, durante catorce años para dos de ellas y de cinco para la tercera.

La Sala ha considerado probado que el acusado arrendó unos terrenos para que pastaran sus ovejas y que colindaban con los del caserío en el que residían dos mujeres junto a otros miembros de su familia, y así comenzó una relación de amistad entre esas personas.

En febrero de 2009, el condenado abusó por primera vez de una de las hijas residentes del caserío que tenía 16 años cuando ocurrió ese episodio en el interior de un coche.

Un mes después, ese individuo entró una noche a la habitación de la chica y la violó.

La resolución destaca que la menor no dio su consentimiento para ese encuentro sexual, ni para otros que se sucedieron hasta octubre de 2014.

Las agresiones sexuales a la madre de las dos jóvenes comenzaron a finales de 2009, y en diferentes episodios obligó a la mujer a mantener con él relaciones sexuales hasta marzo de 2013.

El 5 de octubre de 2014, el hombre se abalanzó sobre la hermana pequeña de la primera víctima e intentó abusar de ella, quien en ese momento tenía 16 años, pero la chica consiguió zafarse del ataque y acudió a relatar lo ocurrido a una vecina. Tras ese episodio se destaparon los abusos continuados a las mujeres.

El tribunal constata que en ningún caso ninguna de las tres mujeres consintieron los tocamientos ni mantener relaciones con su vecino, y describe que las tres han sufrido, como consecuencia de esos ataques, secuelas psicológicas, ansiedad y estrés postraumático que requirieron tratamiento.

Durante el juicio, las adolescentes relataron cómo el acusado les realizó tocamientos y a una de ellas la obligó reiteradamente a hacerle felaciones así como la violaba dentro de su propia casa, a donde entraba con naturalidad por la relación de amistad que le unía a la familia.

Entre las pruebas presentadas por las acusaciones, se encuentran varios whastapps que el hombre envió a sus víctimas una vez destapada su actuación, asegurando que lamentada lo ocurrido y que no lo volvería a repetir, al tiempo que reconocía haber abusado de su confianza.

El hombre aseguró por su parte en el juicio que las relaciones sexuales con la madre y su hija mayor "siempre fueron consentidas" y que el ataque que denunció la menor de las chicas fue en realidad "una broma mal entendida".

La sentencia refleja que las víctimas se sentían intimidadas y sintieron miedo del hombre, "que tenía cara de loco", como aseguró una de las adolescentes.

 
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