Sociedad
EL ENFOQUE

Sobre la caída del PIB en Gran Canaria

EL ENFOQUE 23 FEBRERO

EL ENFOQUE 23 FEBRERO

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Santa Cruz de Tenerife

Dicen que la experiencia es un grado, y quizá sea cierto. Ese político experimentado, correoso y afilado que es José Miguel Bravo de Laguna –un tipo con un extraordinario currículo a sus espaldas, con sus luces y sus sombras- ha puesto el dedo en la llaga al recordarnos que los sentimientos y percepciones tienen mucho que ver con los números. Bravo ha puesto el foco sobre el retroceso del PIB grancanario –y de la demografía de la isla- en relación con el de Tenerife, para explicar la mortificación insularera que alimenta el relato de conflicto y crisis institucional de Antonio Morales. En realidad, el retroceso comparativo del PIB Gran Canaria con relación al de Tenerife debería, a mi juicio, ser interpretado como una buena noticia, no como una mala nueva. Porque lo que de verdad ha ocurrido en Gran Canaria es que el desarrollo económico y demográfico de los últimos cuarenta años se ha producido –gracias precisamente a la denostada autonomía regional- de una forma mucho más equilibrada, sensata y sostenible en las islas de la provincia de Las Palmas que en las de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Lo que en las islas orientales es un reequilibrio de la riqueza, la población y la actividad económica, con un impactante desarrollo turístico de Fuerteventura y Lanzarote, en las islas occidentales tiende a convertirse en un gravísimo problema concentración del desarrollo y la población en el Tenerife, y más concretamente en el Sur de Tenerife, en detrimento de las islas menores de la provincia occidental, que deja a las islas de la periferia tinerfeña a merced del presupuesto público, y a la mayor de ella –La Palma- con un problema de supervivencia pura y dura, en un modelo de desarrollo económico insostenible, que depende casi en exclusiva del dinero que llega de Europas y del Estado.

Decía Churchill, pensando en la Gran Bretaña, que las islas son un lujo para el continente. Las islas de La Gomera y el Hierro son ya, sin duda, un lujo que mantenemos entre todos los canarios, españoles y europeos, porque su población escasa hace que las necesidades puedan ser atendidas. Pero el caso concreto de La Palma es mucho más grave: La Palma es hoy una isla con un modelo insostenible ya en el corto plazo. Quizá esos son los asuntos que deberían preocuparnos, y no esta ridícula carrera de las islas mayores en población y desarrollo por encabezar el PIB regional.

 
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