Sociedad
LA LÍNEA ROJA

Ensenyat, más ambición que ideología

El presidente del Consell de Mallorca encarna al político de pueblo, en el sentido machadiano de la palabra pueblo, que de repente descubre que en la capital no son más espabilados, solo más atrevidos

"La línea roja" de Matías Vallés (23/02/18)

"La línea roja" de Matías Vallés (23/02/18)

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PALMA

Hemos asistido en tantas ocasiones a un peregrinaje político como el protagonizado por Miquel Ensenyat, que podemos trazar su trayectoria con los ojos cerrados.

El presidente del Consell de Mallorca encarna al político de pueblo, en el sentido machadiano de la palabra pueblo, que de repente descubre que en la capital no son más espabilados, solo más atrevidos.

Entre paréntesis, lo mismo le ocurrió a Antoni Pastor en el PP, pero cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde.

Y sobre todo, Ensenyat encarna al político de izquierdas que descubre que es muy agradable ser adulado por la derecha.

Cada vez que Esquerra Republicana de Cataluña enviaba a un político a Madrid, tenían que despedirlo porque se dejaba seducir por los astutos políticos madrileños y volvía entregado a ellos.

También Ensenyat ha descubierto el poder, y le ha gustado muchísimo.

De ahí que haya pasado de ser un fanático en quien primaba la religión nacionalista, a comportarse como un político que antepone la ambición a la ideología.

Por eso ha decidido encabezar la candidatura de Més al Parlament, después de declarar que nunca lo haría.

Y ha crecido tanto la autoestima de Ensenyat, que a nadie le extrañaría que se proclamara el futuro inquilino de La Moncloa, aunque difícilmente pasará de conseller en un dudoso nuevo Govern de izquierdas.

 

 
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