Blancanieves en Andújar

Andújar

Una sucinta consulta al Refranero geográfico español de Gabriel María Vergara Martín nos dejará claro qué fama tienen las mujeres de Andújar, y otra al más reciente volumen Brujas y hechiceras de Andalucía, de Rafael Gracia Boix, nos lo confirmará con hechos. Claro que, desde una perspectiva feminista, la bruja del cuento, y no Blancanieves, se aproxima más a un modelo a seguir. Así lo hacen ver libros clásicos del feminismo como El segundo sexo, La mística femenina, La sirena y el minotauro y, ante todo, La loca en el ático, que hace de la oposición entre Blancanieves y la madrastra un eje tan importante como la dicotomía propuesta por Carlyle en su Sartor Resartus al exigir: “cerrad vuestro Byron, abrid vuestro Goethe”. La figura icónica de la indefensa, sumisa y expectante Blancanieves, tan contestada por las feministas cuando la película de Disney fue llevada de nuevo a las salas en 1987, se empleó con un valor muy claro en el VI Consejo Nacional de la Sección Femenina de la Falange celebrado en Andújar en 1942 y que incluyó, entre otros muchos actos, la representación de este cuento ante Pilar Primo de Rivera en el Tívoli, en una versión bastante alejada de las reinterpretaciones como la de Donald Barthelme que, sin duda, condicionaron invisiblemente al feminismo, al igual que otras versiones, esta vez, de Lady McBeth que van desde Leskov y Nabókov a El nido de Jaime de Armiñán. Sin llegar al extremo de tener que ser monstruos para poder ser libres, como tantas féminas dadas a la piratería o la tiranía, sin tener que ser el Demonio de Hueso Blanco, ante la proximidad del 8 de marzo no podemos sino animar a las mujeres de Andújar a ser un poco menos Blancanieves, idea importada por la Falange, y más lo que el Refranero geográfico les otorga.