La otra Andalucía

Andújar

Celebramos en estos días el Día de Andalucía, un día en el que la Andalucía oficial se viste de gala y nos recuerda las bondades de nuestra tierra y la grandeza de sus gentes. Con el paso del tiempo, cada vez menos gente recuerda que el Día de Andalucía es un 28 de febrero porque tal día de 1980 se celebró el referéndum autonómico por el que la mayoría de los andaluces votaron a favor de ser una autonomía de primera en el nuevo estado democrático que acababa de nacer con la Constitución de 1978. El día de Andalucía podía haberse situado sin ningún problema un 4 de diciembre, porque ese día de 1977 arrancaron las movilizaciones, las más masivas que se recuerdan en Andalucía, reclamando un estatuto de primera para nuestra región. Y es que en aquellos años de finales de los 70 y principios de los 80, con el estado autonómico en pañales, los andaluces se rebelaron y reclamaron un estatuto al mismo nivel que el que se iba a dar a Cataluña, País Vasco o Navarra, que por entonces se perfilaban como los únicos que iban a disfrutar de autonomía. No había llegado aún el “café para todos”, pero los andaluces apostaron por ser de primera y lo consiguieron.

Al menos en aquel momento. Porque 40 años después, el panorama que arrojan los datos refleja que Andalucía sigue estando a la cola de los indicadores buenos, de los indicadores de empleo, prestaciones sociales y riqueza. Y lo que es peor, desde la Andalucía oficial y desde los medios de comunicación públicos andaluces se sigue fomentando esa Andalucía folclórica y costumbrista, más propia de los Álvarez Quintero, esa que perpetúa los tópicos que tanto daño nos hacen a los andaluces.

Perdonen, pero no me resigno. Y desde aquí quiero reivindicar la otra Andalucía. La Andalucía trabajadora, la que madruga antes de que salga el sol para ganar un jornal muchas veces escaso; la de los andaluces trabajadores que cuando han encontrado un marco jurídico y social apropiado han levantado comunidades como Cataluña o el País Vasco, que se han levantado con el sudor de tantos andaluces; quiero reivindicar esa otra Andalucía que tan poco sale en Canal Sur en prime time, la Andalucía de la Cultura con mayúsculas, la de Velázquez, la de Alberti, la de Góngora y Machado, la de Andrés Segovia y el maestro Falla, el músico; la Andalucía de San Isidoro de Sevilla y la de Nebrija. Quiero reivindicar la Andalucía moderna y tecnológica, la que fabrica aviones en la factoría de Airbus en Sevilla, y la que fabrica componentes de satélites en Málaga; quiero reivindicar la Andalucía de la investigación aeroespacial y la de las Universidades andaluzas y sus campus de excelencia.

En suma, quiero reivindicar la Andalucía del progreso y el futuro, la Andalucía de la ciencia, la investigación y la cultura, la Andalucía del trabajo y el desarrollo, esa otra Andalucía que sólo necesita un cambio del marco jurídico vigente para desarrollar todo su potencial por sí, para España y la Humanidad.