San Antonio, una parroquia que hace barrio

Palencia

No soy imparcial. Lo reconozco. Y eso puede que no sea acertado para el ejercicio del periodismo. Pero es que hay veces que por muy objetivo que se sea, hay que romper la barrera de la imparcialidad. En la parroquia del barrio de San Antonio de Palencia volvió a ocurrir ayer algo extraordinario. Centenares de personas se implicaron y participaron en el Día de la Comunidad. Se trata de una jornada solidaria que incluye eucaristía, tapa y velada teatral. Lo recaudado, todos los años una importante cantidad, se destina en este 2018 a un proyecto educativo en Paita (Perú).

He aquí un ejemplo palmario, y no es el único, de iglesia que hace barrio, que trabaja y que implica a los vecinos, que inculca valores y enriquece la vida de sus gentes. Sé que estos argumentos no convencerán a los contrarios a la Iglesia más radicales. Yo no soy creyente; pero no necesito serlo cuando veo un equipo como el de San Antonio y algunas otras parroquias de Palencia que se han convertido en motor y parte activa de su zona de influencia.

Y la “culpa” de lo que ha pasado en ese barrio la tienen dos curas. Antonio, hombre tranquilo, mesurado e inteligente donde los haya, que es un lujo para la Iglesia en particular y para la sociedad en general. Pedro, un torbellino, incansable, con alma de líder, generoso y divertido., también inteligente y trabajador incansable. Otro lujo.

Y para mí esto es la iglesia. Me apena, me causa estupor a estas alturas y me entristece la iglesia rancia y excluyente de Munilla, Rouco o Infovaticana. La del casposo conservadurismo de radicales que se han anclado en una doctrina asentada en el pasado más oscuro y medieval. Pero hoy quiero hablar de los que, a mi juicio, merecen la pena.

Ayer en San Antonio se dio una conjunción muy especial. Vecinos y establecimientos del barrio que prepararon decenas de tapas que se venden para una causa justa. Un festival de teatro en el que participaron cerca de 100 actores que en la inmensa mayoría de los casos se pagaron los trajes de sus bolsillos y han dedicado horas y horas de ensayo. El Consejo Pastoral, el Movimiento ACG de los sectores de infancia y juventud, el propio Ayuntamiento de Palencia… todos y todas se volcaron para contribuir a la construcción de un Colegio de Fe y de Alegría en una zona deprimida de Perú, proyecto que lidera el misionero palentino Domingo García Hospital.

Viendo lo que pasó ayer en San Antonio se concluye que todavía hay esperanza para una iglesia de futuro plenamente abierta a la sociedad. Y lo dice alguien que no la frecuenta. Pero como periodista intento fijarme en lo que creo que merece la pena; a la vez que critico aquello que busca perpetuarse sobre los cimientos del inmovilismo más atroz.