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EL AGUIJÓN DE TEO LEÓN GROSS

El silencio no apaga fuegos

El Aguijón de Teo León Gross: 'El silencio no apaga fuegos'

El Aguijón de Teo León Gross: 'El silencio no apaga fuegos'

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Al saltar el Caso Marina Bravo –la diputada que contrató casi doscientos mil euros, a golpe de contratos menores para sortear obstáculos, con la empresa de su cuñado en la que trabajaba su pareja – qué fácil hubiera sido pronunciar abiertamente: “Vamos a investigar bien este asunto hasta que no haya sombra alguna”. Qué fácil… pero no. Para variar, en Diputación se atrincheraron en las evasivas y coartadas al uso. O directamente en el silencio. O sea, la defensa del viejo manual.

Ahora el caso apunta a escándalo, una vez que el informe de la Secretaría General sostiene que el Área de Marina Bravo debería haber pedido más ofertas a otras empresas para garantizar la imparcialidad, transparencia, integridad y concurrencia en lascontrataciones; de modo que insta a abrir un procedimiento en el que se pronuncien los servicios jurídicos. La oposición va a llevar esto a la Fiscalía, y se suma también Ciudadanos, socio de gobierno, que ya no duda sólo de la ética sino de la legalidad. Y en todo caso, al margen de la legalidad, sobre la ética quedan pocas dudas.

En fin, el pequeño fuego ya es un incendio; y Marina Bravo saldrá muy achicharrada de ahí, como era previsible, pero Elías Bendodo también va a quemarse, y esto era innecesario. Sólo necesitaba hacer un gesto claro y decidido, sin anticipar sentencias pero sin tapar la realidad. Ahora la oposición, legítimamente, convierte el caso Marina Bravo en el Caso Elías Bendodo, su protector

En fin, no aprenden. Resulta casi ridículo, pero no quieren aprender que el silencio no apaga incendios. Sólo había que hacer ese pequeño gesto, y es justamente el gesto que nunca están dispuestos a hacer, como si tuviera trascendencia dramática. Y no es la primera vez. Siempre se inclinan por la lógica corleone de proteger a quien es ‘uno de los nuestros’, persuadidos de estar por encima del bien y del mal en su torre de marfil. Pero torres más altas han caído, sin duda más altas que Elías Bendodo en su momento más bajo.

 
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