El "efecto Pumarín" derrota a Palencia en el último suspiro

Ganas por un punto, faltan sólo seis segundos y tienes el balón. Noventa y nueve de cada cien veces acabarías ganando el partido, pero ayer en Oviedo fue la excepción. Los asturianos defendieron bien, Pressley no encontró a quien sacar y ante el temor de incurrir en falta de saque intentó jugar sobre el rival que tenía enfrente con la mala suerte de entregarle el balón a Victor Pérez, que anotó sobre la bocina para dar la vuelta a un partido que los asturianos tenían casi imposible.

Poco antes el propio Pressley, que no es base pese a jugar este año ahí, se botó el balón en el pie en otra posesión importante. Quique Garrido, que estuvo extraordinario un día más, estaba cansado y Alejandro Martínez optó por relegarle al banquillo. Si a eso unimos el ardor típico de los ovetenses en su cancha en finales igualados, que acaba contagiando también en ocasiones a los árbitros, el resultado fue una derrota con la que nadie contaba cuando, a falta de poco más de cuatro minutos, Chocolates Trapa ganaba por 58 a 66.

Los de Alejandro Martinez jugaron un gran primer cuarto, supieron aguantar en el partido cuando no encontraron el aro rival en el segundo y a partir del tercero fueron de menos a más hasta tener el partido en el bolso. Lástima no haber sabido jugar con un poco más de criterio las últimas acciones porque, de lo contrario, hubieran sumado su séptima victoria en siete partidos con el nuevo técnico.

Ahora no volverán a jugar hasta el próximo domingo. Entonces recibirán en Palencia a Orense.