Sociedad

El cielo volvió a abrirse para un Martes Santo de ensueño

Las cinco hermandades de la jornada pudieron completar su recorrido con elegancia y sin incidencias gracias al buen tiempo

Un mar de túnicas negras y antifaces rojos volvía a inundar el primitivo barrio de San Mateo / Radio Jerez CADENA SER

Jerez de la Frontera

La primavera, como ya lo hiciese también el lunes, permitió a Jerez disfrutar de un Martes Santo elegante, agradable y vistoso a partes iguales. Sin sobresalto alguno, las cinco hermandades de la jornada sacaron su patrimonio a las calles bajo un cielo despejado y con temperaturas verdaderamente apacibles.

La ciudad se volvió a vestir de gala para recibir al Cristo de la Clemencia. La serenidad en el andar de los costaleros del Señor de San Benito fue un agrado para los paladares más sibaritas. La agrupación musical de la propia hermandad, combinando clasicismo y vanguardia, demostró una progresión ascendente que es fruto de un arduo trabajo. El discurrir de la cofradía por calle Tornería, con Salud y Esperanza sublime bajo el palio todavía incompleto de Bernet y Palenciano, se consolidó como plato fuerte para esos cofrades nómadas de los que habló Gallardo en su pregón.

La Hermandad de Humildad y Paciencia encaró su estación penitencial desde la remodelada plaza de las Angustias. Con seriedad y saber estar, la conservadora cofradía, en el mejor de los sentidos, dejó claro en su recorrido que la juventud no está reñida con el buen hacer. En una época frenética y con una sociedad cambiante por minutos, la feligresía de la Trinidad evidenció de nuevo que el gusto y la sencillez estarán siempre por encima de cualquier moda.

El mar de túnicas negras y antifaces rojos volvía a inundar el primitivo barrio de San Mateo. El misterio de Los Judíos cuajó chicotás de ensueño por Visitación, Santa Isabel y frente a la iglesia de Santiago, con marchas a cargo de una Agrupación Musical de La Sentencia en estado de gracia. En la calle Ancha y buscando Porvera se siguieron gustando, lo mismo que el palio del Desconsuelo, que jamás decepciona pase por donde pase. Las saetas de Juan Lara y Rocío Tornero fueron las encargadas de levantar el vello en la abarrotada plaza de San Lucas, punto imprescindible en el itinerario rojinegro.

El caminar del Cristo del Amor fue otra delicia a la que la música puso la guinda. Los afinadísimos sones cigarreros de la Banda de Cornetas y Tambores de la Coronación de Córdoba se estrenaron en Jerez y de qué forma. Los músicos de la ciudad califal salieron por la puerta grande después de un papel muy meritorio tras el crucificado y su madre Remedios.

El brillante paso de Jesús Cautivo también regaló grandes momentos de vuelta a su capilla, acompañados de una más que notable Agrupación Musical San Juan, que pisaba la Carrera Oficial por vez primera en la presente Semana Santa en la que celebran su cuadragésimo aniversario.

Con disciplina marcial salió a desfilar el Cristo de la Defensión. Los de Capuchinos demostraron que, cuando un mecanismo funciona a las mil maravillas, es mejor no alterarlo. El transcurrir por la estrechez de Gaitán fue un año más un caramelo en los labios del espectador, con una Virgen de la O que es capaz de crear en esa calle una atmósfera inigualable.

En definitiva, elegancia y lucidez fueron las notas de un Martes Santo para el recuerdo que todo cofrade desearía firmar en los años venideros.

 
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