La Cifuentes no es rubia

León

En medio de este diluvio infinito, nos conmueve la imagen de la Cifuentes en pelotas. Una desnudez masterizada que permite al pueblo todo comprobar con sorpresa que no es rubia. Es lo que tienen los tintes éticos comprados en Génova, que no aguantan ni un aguacero. Y que en el deshabillé queda todo a la vista del populacho.

Pero, hete aquí, que ahí sigue Cristina, agarrada vergonzosamente al sillón con la mejor tornillería que la ferretería ciudadana le ha podido suministrar. Comisión de investigación incluida. Estos apóstoles Hare Krishna de la regeneración están dispuestos a todo para que nada cambie realmente. Nadie como el maestro Rivera sabe que el naranja fosforito combina de miedo con el azul gaviota.

Pero nada de esto dijo el bello Rivera en su visita a la cuna del parlamentarismo. Porque él había venido a predicar el advenimiento del progreso y la abundancia al camposanto legionario. Y la igualdad entre los ciudadanos patrios. Maravilloso.

Si no fuera porque los Presupuestos Generales del Estado que el trasgu Montoro ha llevado a los Jerónimos, y a los que Albertito ya ha comprometido su apoyo, dejan en León menos parné que la pedrea de Navidad, que no hay planes ni dineros para la plataforma de Torneros, ni para el Palacio de Congresos, ni para las autovías sirias que nos unen con la meseta ,ni para los regadíos, ni para nada que no sea un mortajita barata para pasar el trámite funerario en el que estamos. Menos mal que aún queda sentido del humor en el BOE y ahí están esos 3000 eurazos para la Ciudad de la Energía que son un puntazo, una genialidad marianística que le ponen a la altura de Fofo y del gran Charlie Rivel, con perdón para todos los payasos genuinos que en el mundo han sido.