Sociedad
Rosario Pérez Villanueva

‘De cobardes y valientes’

Durante algún tiempo llegué a creer, sinceramente, que este proyecto llamado Europa servía para algo

Firma Rosario Pérez, "De cobardes y valientes"

Firma Rosario Pérez, "De cobardes y valientes"

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Algeciras

Al menos, para algo más que para proteger determinados intereses políticos, geoestratégicos y, sobre todo, económicos, y de unos más que de otros, como siempre supimos. Será que pequé de ingenua, supongo, como tantas veces… Pero les aseguro que nunca pensé que llegaría a sentir tanta vergüenza de pertenecer a esta Europa egoísta, insolidaria, indecente e insensible, tan sorda y tan ciega ante el drama humano que tiñe de luto, día tras día, desde hace ya nosécuantos años, las aguas de un mar, nuestro mar, convertido en trampa mortal y fosa común para cientos, miles, de inocentes.

Inocentes del pecado de haber nacido en el sitio equivocado, en un tiempo equivocado. Inocentes del delito de tratar de escapar del horror, del terrorismo, de la guerra, de la violencia del hambre, la falta de futuro y la miseria… Inocentes de la osadía de haberse creído con el derecho a seguir viviendo, de haber confiado en que era cierta la letra y la tinta del artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Ya saben, ése que dice que “Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado y a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país”.

Qué bonitas, y qué falsas, son ésas y otras frases rimbombantes, escritas siempre sobre papel mojado, aunque luego la realidad sea otra muy distinta, y se ría de los que creen en ellas: los ingenuos, los idealistas, los desesperados y los valientes.

Porque valientes, y no otra cosa, son los que se atreven a dejarlo todo atrás en la lucha más humana que existe, que es la lucha por la supervivencia, aunque en el empeño se jueguen su propia vida y la de sus familias.

Y valientes, y no otra cosa, son también quienes están arriesgando su libertad por intentar salvar vidas humanas en el Mediterráneo, como los voluntarios de ONGs como Proactiva Open Arms, Save The Children, Médicos sin Fronteras o la Asociación de Ayuda Humanitaria al Refugiado… Héroes como los 3 bomberos españoles que se enfrentan a 10 años de cárcel por ayudar a los refugiados frente a las costas de Grecia, tratados como delincuentes por los dirigentes de un continente cobarde, que prefiere mirar para otro lado mientras comercia con armas, orgulloso de unas fronteras exteriores blindadas no contra los malos, sino contra los de siempre: los débiles, los pobres, los desheredados de la Tierra, los maltratados por la Historia.

Así de surrealista es este mundo al revés que nos hemos fabricado a medida, para sentirnos engañosamente seguros… Así de bien hacen su trabajo los expertos en justificar lo injustificable, en inventar narrativas para pretender que lo blanco sea negro, y lo negro, blanco. Y lo peor es que les permitamos que lo hagan así, sin inmutarse, sin despeinarse siquiera, atrincherados en cómodos y cálidos despachos en los que no se cuela el frío de los campos de refugiados, ésos en los que miles de familias han pasado,

Un año más, el más crudo de los inviernos, sin que a nadie, en nuestra flamantes instituciones europeas, se le haya caído todavía la cara de vergüenza.

 
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