El reggeaton en romería

Andújar

Hace unos días nos sorprendía la noticia de que la Federación de Peñas Romeras y Marianas de Andújar había prohibido el reggaeton y la que llaman “música ajena a la romería”. La intención no es otra que favorecer el tipismo y lo, muy entrecomillado, “tradicional” en el camino de ascenso desde Andújar hacia el Santuario.

Cabe plantearse pues, cuál es esa tradición. Hace 100 años en la romería del Cerro no sonaban sevillanas, ni se veían trajes de flamenca. De hecho, no había carretas tiradas por tracción motor y menos aún una federación de peñas que pusiera normas a la propia peregrinación.

De nuevo vivimos un intento de esa generación de nuestros padres empeñada en salvaguardar estas fiestas, de nosotros; y hacer porque permanezcan invariables tal y como las han diseñado y definido ad eternum. Vivimos un espejismo folclórico paralizado por una imposición ilegítima contra el devenir de los tiempos y contra las modas y estilos que lo acompañan.

El error está claro, y es de base. La tradición de la subida al Santuario, como tantas otras que perviven e identifican la romería, se consagran a través del aprendizaje y la transmisión de generación en generación. No de la imposición. Y es que más allá de las famosas coplas que tienen a la Virgen de protagonista, todo lo demás, no es más que fruto de modas cambiantes. Como suele ocurrir en las tradiciones vivas.

Que nadie lea en mis palabras una defensa de esos estilos musicales tan inapropiados para una peregrinación religiosa, sino una crítica a dar por perdida la batalla de la transmisión de tradiciones entre generaciones. Porque si esta generación más joven no vive la romería como sus abuelos, simplemente es porque sus padres, más preocupados en definir folclorismos y redactar normas, a lo mejor no han sabido transmitir a sus hijos el gran espíritu romero y cristiano que ha dado vida y sentido a ese camino hacia el Santuario. Lección que ellos sí que recibieron de sus padres, por eso nadie les tuvo que decir nunca qué música no debían escuchar en la carreta.