Sociedad
Javier Malla

‘Siempre nos quedará la Ley del Talión’

Javier Malla reflexiona sobre la brutal agresión a una mujer de 64 maños en Algeciras

Firma Javier Malla, "Siempre nos quedará la Ley del Talión"

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Algeciras

El valiente delincuente entró sigiloso por la espalda para sorprender, que es como han entrado siempre las alimañas y todos los cobardes de la historia, agarró a la mujer de 64 años por detrás, la tiró al suelo golpeándola brutalmente y propinándole sendos rodillazos en la cabeza.

El valiente delincuente de la urbanización de Carteya de Algeciras quería robar y robó el bolso de aquella mujer de 64 años, sin importarle si con un mal golpe podía acabar con su vida a cambio de algunos euros y, posiblemente, alguna tarjeta de banco y un teléfono móvil. Un duelo desequilibrado como todos los duelos infames de los cobardes, un joven ratero frente a una mujer mayor que precisamente iba a cuidar a otra persona.

¿Se imaginan si cuando el delincuente estaba pegando a la señora la paliza aparece, por poner un ejemplo, algún familiar de ésta y arremete contra él abriéndole la cabeza en un duelo más equilibrado? ¿Qué pasaría? ¿Tendría el defensor que dirigirse antes al delincuente diciéndole “para, no seas cruel, que puedes herirla con tus golpes y patadas en la cabeza”?

No sé si han visto las imágenes pero la grabación remueve las vísceras de cualquier persona y nos enseña el modus operandi de este tipo de gente que al final termina protegiendo nuestra misma sociedad con su “majaronismo” de lo políticamente correcto.

Hace unos días, y son muchos los casos similares, Jacinto Siverio, tinerfeño de 83 años, fue condenado a dos años y medio de cárcel por pegar un tiro y matar a uno de los delincuentes que había entrado en su casa a robar. Mercedes, su mujer, una noche de hace casi tres años, estaba siendo torturada y le habían roto dos dedos de una mano con el marco de la puerta mientras la molían a palos. La Justicia ha entendido que el hombre de 83 años debió utilizar otras medidas disuasorias antes de disparar, seguramente pretenderían –por poner un ejemplo- que hubiera pedido por favor a los delincuentes que se marchasen.

Les confieso que no defiendo ni estoy haciendo un alegato en favor del “ojo por ojo” y la “Ley del Talión”, pero si la que está en el suelo recibiendo esa brutal agresión en Carteya es sangre de mi sangre e irrumpo en el portal, creo que me pasaría el Código Penal por semejante lugar, me saltaría la teoría de esta sociedad hipócrita y que saliera el sol por Antequera.

 
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