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"El colegio intentó tapar los malos tratos que sufría mi hijo con autismo"

Montse, la madre del menor, asegura que las dos profesoras imputadas siguen trabajando aún en el centro escolar. "Estamos destrozados. Tanto el niño como nosotros estamos con tratamiento psicológico"

Imputadas tres trabajadoras de un colegio de educación especial de Getafe por malos tratos a un niño con autismo / GETTY IMAGES

Madrid

Montse es la madre de Eduardo, un niño autista. Alertada por el cambio de comportamiento de su hijo los padres  decidieron colocarle un dispositivo de grabación oculto entre su ropa para conocer qué pasaba en el colegio. Llevó cuatro días la grabadora hasta que el centro la descubrió y después no volvió a pisar este centro.

Montse: "Las dos profesoras imputadas por los malos tratos a mi hijo con autismo siguen trabajando en el colegio"

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Las grabaciones aportadas al sumario muestran como los profesionales del centro le inmovilizaban, le amenazaban con tirarle agua por encima o pincharle en el culo, se burlaban de él y de sus ecolalias propias del autismo y lo castigaban solo en el pasillo a pesar de su tendencia documentada al escapismo. En La Ventana de Madrid hemos hablado con Montse.

Este es el trato que recibía Eduardo en clase

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"El niño acudía al principio muy contento al centro, muy motivado, y salía bien, pero poco a poco empezamos a notar que el niño, al llevarle al colegio, agachaba la cabeza. A veces salía con los ojos llorosos. Decía que no quería ir al cole y empezamos a ver comportamientos en casa que no habíamos visto nunca antes. Tenía agresividad, una impulsividad tremenda y repetía cosas que no sabíamos en que contexto las había escuchado, pero muy llamativas como "no me saques fuera, no me bloquees, no me pinches". Cuando le llevábamos al médico o al dentista tenía crisis de pánico. Llegamos a pensar que podían ser ataques epilépticos. De hecho empezamos a hacerle pruebas para descartarlo."

"En la agenda del colegio no había nada llamativo. No ponían nada que delatara ningún comportamiento fuera de lugar del niño. Solo ponía "hoy ha estado nervioso, se levanta de la silla o ha estado más disperso". Cosas que tampoco son especialmente llamativas. Yo le comentaba a la tutora a la entrada y a la salida del colegio los cambios que estaba notando en casa para ver si en el colegio también ocurría. Ellos me decían "está nervioso, ¿habéis pensado en la medicación?", pero después de ver que médicamente no había nada en el niño que le hiciera estar así, y por los comentarios y las cosas que nos contaba mi hijo, pues, ahí empezamos a pensar que había algo en el centro. En las reuniones nos decían que el niño se portaba mal, pero no nos daban información de cómo actuaban ellos ante esas situaciones, pese a que nosotros les preguntábamos. A partir de ahí empezamos a sospechar".

"Cuando escuchamos las grabaciones nos vinimos abajo y evidentemente, después de escucharla, mi hijo no vuelve al centro escolar porque vemos la angustia que mi hijo ha vivido allí y entendemos el porqué de todas las conductas que está teniendo. Ahí es donde le damos un sentido a todo.

Cuando escucho las grabaciones hablo con la dirección del centro, que lo que hace es amenazar a los padres. Lo primero que hace es abrir un expediente disciplinario, querer interrogar a mi hijo en presencia nuestra y reuniones trampa. Nos hacían reuniones trampa. Nos decían que eran reuniones informativas, pero al acabar nos querían hacer firmar un acta".

"Consideramos que hubo un intento de tapar los hechos, amenazando a los padres abriendo un expediente disciplinario, intentando abrir un protocolo por absentismo escolar. Incluso la inspección educativa, que también se lo comunicamos, nos manda un escrito diciendo que llevemos al niño al colegio y que justifiquemos todas las faltas de asistencia. Todo eso después de haber puesto la denuncia.

Yo quería llevar a mi hijo al colegio. A ningún niño, a ninguno, le viene bien estar sin ir colegio durante tres meses, pero evidentemente tiene que ir con unas garantías y que su integridad física y psicológica esté protegida. Y eso no lo teníamos. No veíamos por parte del centro ningún interés en saber más allá, ni de investigar ni de querer buscar responsabilidades. De hecho en esos meses que mi hijo no estuvo escolarizado no hubo ninguna llamada por parte de Educación para saber cómo se encontraba el niño, ni qué había ocurrido. Tampoco nos sugirieron ningún cambio de centro".

"El cambio de centro se produce porque un juez así lo dice. Dice que hay que hacerlo "a la mayor urgencia posible". La respuesta de Educación era volver al colegio con el niño y dar las explicaciones oportunas a la dirección del centro. Para mí eso es tapar.

La Inspección Educativa en ningún momento se ha puesto en contacto con nosotros para preguntarnos qué ha pasado. Si tienes que abrir una investigación sobre un acoso escolar lo normal es que escuches a las dos partes. En este caso a nosotros no nos ha escuchado nadie. Ni se han puesto en contacto con nosotros ni nos han preguntado".

"No tenemos constancia del protocolo. De hecho en una de las reuniones que les comentábamos que el niño nos decía "no me bloquees", le preguntamos si ellos en el colegio si bloqueaban al niño lo niegan. Todo nos lo niegan totalmente.

Las dos profesoras imputadas siguen dando clase allí. Me sorprende porque están con otros niños. Yo tuve la suerte de que el niño verbalizara y yo pudiera ver algunas pistas para que yo viera de donde provenían esos comportamientos que tenía, pero en un colegio de educación especial hay muchos niños que no se pueden comunicar de ninguna manera y estas profesoras siguen estando allí al cuidado de niños, y me sorprende.

Estoy segura de que hay más casos. Hay más casos en ese colegio de niños con problemas de agresividad y de comportamiento a raíz de estar en el colegio y madres que han visto cosas. Niños que han sido atados, que los han bloqueado, que los han metido en la "sala blanca".

"La sala blanca, para el colegio, es una sala de relajación. Cuando un niño se pone nervioso le meten allí solo, le echan la llave y le dejan que se golpee con las paredes o que haga lo que quiera hacer allí solo. Así hasta que se calme para que no haga daño a nadie. A mí esto me suena a un psiquiátrico. Cuando me hablan de la sala blanca no doy crédito a lo que me están diciendo porque en un centro educativo para mí esto no tiene cabida."

"A nivel familiar nosotros estamos destrozados. Además del niño nosotros estamos también con tratamiento psicológico. Tuvimos que dejarlo todo, rechazando ofertas de empleo. Yo estaba estudiando y lo tuve que dejar. La cabeza no la tenía como para estudiar nada. Y todo el día, por supuesto, atendiendo a tu hijo. Las 24 horas del día sin ningún tipo de apoyo. Un niño, que con esa impulsividad, no le puedes dejar solo. Incluso para ducharme tengo que avisar a mi madre o a un familiar porque no le puedo dejar solo. Mi hijo abría las ventanas y se abalanzaba".

"Ahora le hemos cambiado de centro escolar, a otro municipio y la verdad es que el niño se ha adaptado al colegio. Ha sido poco a poco, porque ha estado tres meses sin escolarizar, pero la verdad es que la incorporación ha sido muy buena, la verdad. Él va contento al colegio y bien.

Vamos despacito, pero vamos viendo evolución en el niño. Ha recuperado la alegría. Tiene aún muchas cosas que superar, pero poquito a poco lo iremos consiguiendo".

 
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