Volver a habitar los patios

Córdoba

La familia de Isabel María lleva cincuenta y cuatro años viviendo en una casa patio de la calle Montero, 12. Un patio de seiscientos metros cuadrados en el que llegaron a convivir 14 familias , cuando ella era pequeña.

Ahora sólo viven en la casa su madre, ya mayor, y su hermano. Y se hace cuesta arriba mantenerlo. Hace meses que vienen recibiendo ofertas por parte de fondos de inversión y de proyectos empresariales vinculados con la hostelería y el turismo.

"Vienen con el dinero contante y sonante y en mano, pero no nos gusta ese modelo", dice Isabel María.

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Afortunadamente ella y su hermana han encontrado lo que estaban buscando: un grupo de gente joven dispuesta a rehabilitar el patio y a recuperar el modelo de vida que tuvo hace años, para que sus hijos se eduquen en esa convivencia, tan escasa en estos tiempos.

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Desde la azotea de este patio de Montero, 12, se ven los campanarios de San Agustín, El Juramento y San Lorenzo. En la planta baja los jazmines azules crecen espontánemente junto a la puerta de los lavaderos. El suelo empedrado, las paredes anchas, como la obra vieja, desprenden fresco, a pesar de los más de 30 grados que se encajado en el patio, esta tarde durante la visita de los miembros del Consejo de Europa.

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Han venido a ver en qué consiste el proyecto PAX, esa iniciativa que mediante grupos cooperativos de vecinos, pretende rehabilitar algunas casas patio del casco histórico de Córdoba.

Los miembros del Consejo preguntan a los vecinos el por qué del interés en estas viviendas, cuando la mayoría de los vecinos salen del casco histórico de Córdoba, buscando zonas en expansión, con más equipamientos y servicios, con más comodidades que las que pueda ofrecer el casco.

Y la respuesta es clara: "Nos gusta este modelo de convivencia", dice Maribel, una de las futuras vecinas. "Queremos que nuestros hijos crezcan en un espacio en el que puedan convivir con sus amigos y con otras personas. Queremos recuperar estas viviendas y su modelo de interrelacionarse con la comunidad y con el resto del barrio".

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Un sentimiento que comparte Tony, otro de los inquilinos. Tony y su familia se mudarán a una de las viviendas de este patio, cuando esté rehabilitada. Uno de los motivos por los que han tomado la decisión es porque su hija, Lucía, que ahora tiene tres años, crezca en un modelo de convivencia vecinal como este, que hoy no existe en ningún otro lugar. "Va a tener una convivencia muy cercana, van a estar las puertas abiertas de sus casas, de sus vecinos, de sus amigos, y yo creo que esa convivencia va a ser muy enriquecedora. Venirnos aquí es en parte porque ella. Ojalá yo la hubiera tenido también".

Pero el de la calle Montero, 12, es solo uno de los cuatro proyectos PAX que ya existen en Córdoba.

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Al Consejo le preocupa que el proyecto sea solo para la rehabilitación de una vivienda, que no interaccione con el resto del barrio,  pero no hay más que ver a sus inquilinos e inquilinas para darse cuenta de que con estos PAX, no se va correr ese riesgo.

En el PAX de Arroyo de San Rafael encontramos a cuatro mujeres unidas por sus pensamientos, sus afinidades, su plenitud, que han decidido hacer este proyecto cooperativo y "envejecer juntas".

Un proyecto que tiene una clara vocación de "motor del barrio". Quieren estar en la asociación de vecinos, quieren dinamizar el patio, pero también su entorno y es seguro que lo harán porque solo con su entusiasmo convencen.

Son solo dos ejemplos, y probablemente vengan más. Una herramienta que como define la arquitecta, Gaia Redaelli, una de las impulsoras del proyecto PAX, es "un instrumento de defensa de la vida del casco histórico y de la protección del patrimonio humano y patrimonial".