Una segunda familia denuncia el maltrato de su hijo en el Santiago Ramón y Cajal

Madrid

Mateo tiene 10 años, tiene autismo, lleva tres en este colegio de educación especial de Getafe. Su familia asegura que también ha sufrido un cambio muy brusco de actitud. Cada vez sus reacciones eran más violentas, en el centro y en casa. La madre, Irene, nos cuenta que se lo ha encontrado en varias ocasiones, al ir a recogerle, en una sala cerrada: "Es una sala pequeña, con paredes sin acolchar y solo un papel decorativo. Tiene una colchoneta en el suelo y la puerta tiene una pequeña ranura en la parte de abajo que está tapada como con una cartulina y tiene una llave en la parte de arriba. Está cerrada totalmente y por la ranura vigilaban al niño cuando lo encerraban".

Los auxiliares del Colegio de Educación Especial Santiago Ramón y Cajal de Getafe vigilaban desde fuera e Irene no sabe precisar cuántas horas pasó en esa habitación de apenas 7 metros cuadrados en la que llegó a hacer sus necesidades: "Cuando yo llegaba estaba el niño y las heces al lado". 

Mateo llegó a morder las paredes de la sala. El centro lo grabó en vídeo para enseñárselo a la madre. La familia no recuerda que diera su autorización al centro para que su hijo fuera encerrado en este cuarto. Cuando dieron la orden de que ya no se le metiera más, el colegio les llamaba cada vez que el menor sufría una crisis. Otro día el padre lo encontró inmovilizado en el suelo por cinco profesionales del centro: "Dos personas le sujetaban arriba, en las manos; otras dos en los pies y otra en el cuerpo".

Mateo no va al colegio desde Semana Santa. La familia presentó la semana pasada una denuncia ante la inspección educativa y el curso que viene le cambiará de centro.