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¿Qué papel desempeña la genética en la obesidad?

Se calcula que la mitad de las personas adultas está por encima de su peso

¿Qué papel desempeña la genética en la obesidad?

¿Qué papel desempeña la genética en la obesidad?

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Valencia

¿Hasta qué punto la obesidad es fruto del ambiente? ¿Nacemos con predisposición a la obesidad? La tasa de obesidad se ha duplicado en España en los últimos 20 años. Se calcula que la mitad de las personas adultas está por encima de su peso. Según se desprende de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), España es el segundo país de la UE con mayor tasa de obesidad entre su población adulta, solo por detrás de Reino Unido.

 Carlos Sánchez, endocrino del Hospital General, explica los factores genéticos que inciden en la obesidad:

 1. Cifras y tipos. Hay un porcentaje creciente de casos de obesidad que tienen un componente hereditario, es decir, relacionado con un componente genético.

Pero habría que diferenciar entre lo que es una herencia monogénica (clásica), heredada típicamente de padres a hijos y que sólo explicaría el 10 % de casos de obesidad, una herencia poligénica (en la que hay implicadas varios genes y es su interrelación la que condiciona la presencia de obesidad) que cada vez es más conocida y que podría explicar hasta un 20 % de casos de obesidad y modificaciones en los genes debidos a modificaciones ambientales (cada vez más conocidas como el peso de la madre durante el embarazo, peso al nacer y durante la infancia, tipo de dieta consumida, grado de actividad física, horas de sueño.....), lo que se conoce como "epigenética" y que, no sólo puede justificar casos de obesidad (cada vez más), sino que pueden transmitirse a la descendencia (heredarse, por tanto) y justificar el aumento creciente en la prevalencia de obesidad en todo el mundo.

 2. Así somos. Nuestros genes, desde nuestros antepasados más lejanos, están preparados para permitirnos sobrevivir en situaciones de falta de alimento ("gen ahorrador") y los cambios ambientales que se han producido en el último siglo, con un más fácil acceso a la comida (amplia disponibilidad de alimentos) y menor actividad física, han producido alteraciones en los genes (epigenética) que predisponen a la obesidad y además, se pueden transmitir a la descendencia (heredarse).

 3. Nuevos tratamientos más eficaces y personalizados. En los próximos 10 años es previsible que, no sólo podamos establecer mayores relaciones entre determinados genes y tendencia a la obesidad, sino que vamos a ser capaces de asociar determinados genes y modificaciones en los mismos a una mayor tendencia a desarrollar complicaciones de la obesidad (diabetes, hipertensión, alteraciones lipídicas, etc) e incluso poder dilucidar, en función de los genes, una respuesta mayor o menor a la dieta (y según qué dieta), al ejercicio físico, a fármacos y también a la cirugía bariátrica).

 Esto, como ya ocurre hoy en día en enfermedades como el cáncer, permitirá, sin duda, una prevención y un tratamiento más personalizado de la obesidad.

 4. La mejor arma: prevención. Sin embargo y mientras esto llega, la prevención y tratamiento de la obesidad pasa, además de los fármacos y, en los casos extremos la cirugía, por una dieta hipocalórica EQUILIBRADA y mantenida en el tiempo y por incremento de la actividad física.

 El ejercicio físico, un aliado

 Reconocimiento médico. Antes de comenzar cualquier programa de ejercicios deberíamos realizar un reconocimiento médico. Habría que comprobar si al sobrepeso puede haber asociadas patologías de tipo cardiovascular, osteoarticular, diabetes…

 Entrenamiento de fuerza. La ciencia ha demostrado que el volumen de entrenamiento es una de las variables fundamentales a la hora de mejorar la composición corporal. El volumen es toda la cantidad de entrenamiento que podemos realizar en una sesión (series, repeticiones, ejercicios...) La idea es ir poco a poco aumentando con el paso de las semanas el volumen de entrenamiento. Estudios como Impact of Different Training Modalities on Anthropometric and Metabolic Characteristics in Overweight/Obese Subjects: A Systematic Review and Network Meta-Analysis, publicado en la revista PLoS One indican que es más productivo combinar entrenamiento aeróbico con entrenamiento de fuerza. En las personas obesas, tras considerar el estatus y capacidad funcional, especialmente al comienzo del programa de entrenamiento, es primordial facilitar que el mismo sea capaz de desplazar su propia masa corporal con menor esfuerzo durante sus actividades de la vida diaria y vida diaria laboral (Heredia et al., 2015), ello podría ser una condición previa para poder empezar a utilizar trabajos de desplazamiento (marcha, carrera) sobre todos en los sujetos con mayor obesidad. Este objetivo difícilmente puede lograrse por otra vía que no sea la mejora de la fuerza máxima y explosiva (RFD) (González Badillo y Rivas, 2002).

 Caminar. El reto de los 10.000 pasos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a las personas adultas caminar 10.000 pasos al día para mantenerse en forma. Alcanzar esos 10.000 pasos, empezar a moverse es un buen comienzo.Existe una relación inversamente proporcional entre número de pasos e índice de masa corporal (IMC). A mayor número de pasos diarios menos IMC. Aunque el IMC es una variable cada vez menos utilizada sirve para relacionar número de pasos y peso corporal (Bassett, D.R., Toth, L.P., LaMunion, S.R. et al. 2016).

Sara Tabares es entrenador personal en Valencia y directora de PERFORMA entrenadores personales

 
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