Política
La Opinión de Ángel Santiago Ramos

El bachiller Óscar Álvarez

(...) Oscar Alvarez es miembro de la ejecutiva regional, procurador y portavoz adjunto de la Mesa de las Cortes. Dicho sea de paso, todo por un módico salario público que supera los setenta mil euros al año. Una cantidad que multiplica con creces la media de ingresos de la gran mayoría de cualificados profesionales y profesores universitarios de nuestro país. (...)

La opinión de Ángel Santiago Ramos

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León

Seguramente sea cierto que tenemos los políticos que nos merecemos. Otra cuestión es si también debemos soportar las conductas de aquellos que roban, que malversan el dinero público, de los que cometen delitos de cohecho o soborno; o, de los que mienten y nos engañan.

No son lo mismo unos y otros delitos o faltas. No es lo mismo el caso Cifuentes que el del procurador socialista por León, Oscar Alvarez. Pero, si es verdad que este partido quiere regenerar la vida política no puede ponerle paños calientes al fraude curricular cometido por quien es un destacado militante del partido en la comunidad de Castilla y León.

Oscar Alvarez es miembro de la ejecutiva regional, procurador y portavoz adjunto de la Mesa de las Cortes. Dicho sea de paso, todo por un módico salario público que supera los setenta mil euros al año. Una cantidad que multiplica con creces la media de ingresos de la gran mayoría de cualificados profesionales y profesores universitarios de nuestro país.

Alvarez, cuyo nivel oficial de estudios no pasa del Bachiller Superior, adornó con mentiras su expediente académico. Entre otras el estar en posesión de un Master en Comunicación Política. Título que no tiene, ni lo puede obtener, porque nadie puede cursar estudios de posgrado sin ser licenciado o graduado universitario. Su engaño, a los ciudadanos y a su propio partido, le permitió ocasionalmente dar clases en dos universidades españolas y tutorizar alumnos de las mismas.

A los secretarios regional y provincial, Luis Tudanca y Javier Cendón, le toca dejar limpia la imagen de un partido al que no le sobran virtudes para ensanchar su electorado en esta comunidad.

Para que los socialistas puedan pedirle cuentas al PP (ya sabemos de sus tragaderas éticas) han de preservarse de ladrones, vagos y mentirosos.

 
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