La librería histórica, un tesoro con todas las letras

Salamanca

Hace unas semanas en esta sección desvelábamos el significado de los relieves que adornan la Escalera de la Universidad de Salamanca; decíamos que era un camino de ascenso hacia el conocimiento, representado en la librería del Estudio, que es el espacio que protagoniza hoy esta sección. Un espacio, que no siempre estuvo ahí. Antes de todas las mejoras que dieron lugar al actual edificio histórico, la capilla universitaria se encontraba en lo que hoy es el zaguán de la puerta trasera de la Universidad, la que mira a Anaya, y en la actual capilla se situaba la biblioteca o librería con el ya conocido “Cielo de Salamanca” en su techo. Cuando se funda esta capilla, la nueva y actual, la librería pasa a su ubicación moderna, dejando atrás su famosa bóveda que conocemos como el “Cielo de Salamanca”.

Antes de nada, en primer lugar, debemos fijarnos en lo que menos se ve: el arco que enmarca la puerta, de un gótico extraordinario, y en la puerta de hierro, renacentista, que es otra joya. Vamos tan abducidos por la librería que a veces olvidamos estos dos elementos de enorme valor. La librería ocupa de largo toda la fachada que mira a Libreros. El diseño es de Manuel de Larra Churriguera y la obra de la sala parece que fue ejecutada por García de Quiñones.

Las espectaculares estanterías acogen tesoros bibliográficos, muchos de ellos adquiridos con los beneficios que le daban a la Universidad ciertas propiedades y derechos en Sevilla. Esos libros dieron forma a la que fue la primera biblioteca universitaria europea y fue fundada por Alfonso X en el año 1252. Ahí comienza la historia de la librería salmantina, con libros especialmente valiosos: siempre se suele citar el Liber Canticorum, que perteneció a la reina Sancha, fechado en el siglo XI. También Códice Calixtino, que rivaliza con el otro Códice, el que se encuentra en la catedral de Santiago. También son dos piezas fantásticas El Libro del Buen Amor, copiado por el Obispo Paradinas, del que hablamos cuando visitamos el Huerto de Calixto y Melibea, y otro muy citado es el de los Comentarios al Libro de Job, de Fray Luis de León, pero hay que tener en cuenta que la librería universitaria guarda la mayor colección de incunables, 2.800, es decir impresos antes del año 1.500. Hay documentos universitarios propios desde 1243.

Más allá de esta sala librería, hay una cámara muy especial, casi diríamos que oculta. Guarda los libros más importantes, una espléndida torá y la llamada “arca boba” o arca de caudales con sus cinco llaves. Se abrió en 1774 con la intención de encerrar allí los libros prohibidos, según algunos. Dentro de sus curiosidades tenemos que destacar las pinturas de unas puertas en las que se ven escenas de clase, que evocan a la que se conoce como Aula de Fray Luis. Esas puertas pertenecen a una librería que estuvo en el Hospital del Estudio actualmente Rectorado.

Finalmente, en cada esquina de la librería está la famosa advertencia que amenaza con la excomunión a quien robase, distrajese, olvidase o maltratase a alguno de los libros de esa librería. Un recurso del bibliotecario, sin duda, consciente del miedo que entonces daba la excomunión. Casi como si hoy amenazásemos a un estudiante con requisarle el teléfono móvil.

Junto a estos carteles también llaman mucho la atención las esferas, muchas de ellas adquiridas por Diego de Torres Villarroel.

Gracias a la web usal.es puede entrarse en la sección de Bibliotecas de la Universidad de Salamanca y echar un vistazo a algunos de los libros y revistas antiguos digitalizados porque son una maravilla. Es un servicio que está haciendo un esfuerzo enorme por abrir la lectura de obras antiguas a los salmantinos.

La biblioteca de la Universidad de Salamanca ha inspirado a conocidos escritores como Arturo Pérez-Reverte o Luis García Jambrina para alguno de sus libros, y en ella se han rodado algunas escenas para el cine. Es posible que forme parte, también, de la nueva película de Amenábar.