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Mina Aznalcóllar

Los ecologistas alertan por riesgos de nuevas catástrofes mineras en Andalucía

Muestran también su rechazo a la reapertura de la Mina de Los Frailes en Aznalcóllar

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Sevilla

El 25 de abril se cumplen veinte años del vertido de Aznalcóllar, una de las catástrofes ambientales más graves ocurridas en España. Para enfatizar la importancia de esta efeméride, las personas coordinadoras de las principales organizaciones ecologistas de ámbito estatal, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF, denuncian en Sevilla que en la actualidad estamos generando riesgos similares a los que ocasionaron esta catástrofe.

La rotura de la balsa de residuos de la multinacional Boliden en la minas de Aznalcóllar liberó al cauce del Guadiamar 5,5 millones de metros cúbicos de lodos y 1,5 millones de metros cúbicos de aguas ácidas, con un alto contenido en metales pesados y otros elementos tóxicos. Envenenó la llanura de inundación del río Guadiamar en más de 60 kilómetros y llegó al espacio natural de Doñana.

Las organizaciones ecologistas han manifestado su rechazo frontal a la pretensión  de reabrir la mina de Los Frailes en Aznalcóllar. También han advertido de su preocupación por el posible colapso de las balsas de lodos de la Mina de Riotinto. 

Una manada de toros cruzando el río Guadiamar en Aznalcóllar (Sevilla), en una zona restaurada tras el vertido de la mina de la localidad hace 20 años. En el municipio se espera la reapertura de la mina desde 2002, con el fin de dar trabajo a los casi 1.0

Una manada de toros cruzando el río Guadiamar en Aznalcóllar (Sevilla), en una zona restaurada tras el vertido de la mina de la localidad hace 20 años. En el municipio se espera la reapertura de la mina desde 2002, con el fin de dar trabajo a los casi 1.0 / Fermín Cabanillas

Según los ecologistas, Atalaya Riotinto está vertiendo los lodos a las balsas con un contenido líquido del 70% mientras que las autorizaciones ambientales y mineras obligan a espesarlos por debajo del 50%. Esto acelera la posibilidad de que los muros de las presas se fracturen. Además, la empresa ni siquiera ha construido la planta de espesado de lodos prevista en las autorizaciones.

La acumulación de líquido, unido a las fuertes lluvias recientes, produce a su vez efectos de subsidencia que podrían dañar la base de estos muros. A esto se une el hecho de que dichos muros han sido recrecidos con técnicas y materiales similares a los que se usaron en la maltrecha balsa de Aznalcóllar.

 

 
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