‘Francisco Barnés’

Algeciras

Francisco Barnés Salinas, que nació en Algeciras en 1877, fue ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes entre el 12 de junio y el 12 de septiembre de 1933, en un gabinete del presidente del gobierno Manuel Azaña, posteriormente entre el 13 de mayo de 1936 y el 19 de julio de ese año, día siguiente del estallido de la guerra civil, siguió desempeñando su cargo en un gabinete de Santiago Casares Quiroga y continuó en su puesto, a pesar de la guerra hasta el 4 de septiembre del 36, en el equipo de José Giral Pereira. Fue miembro del Partido Republicano Radical Socialista y de Izquierda Republicana, consiguiendo en las elecciones de 1931 un escaño de diputado por la circunscripción de Ávila. De talante progresista al igual que su esposa Dorotea González, creían en la igualdad de oportunidades, por lo que sus 4 hijas fueron a la universidad, en una época en que esto no era frecuente, una de sus hijas Dorotea Barnés González fue licenciada en ciencias químicas, muy reconocida como investigadora. Francisco Barnés, después de la guerra civil fue cónsul de España en Argel y Gibraltar. Tras la guerra civil se exilió en Méjico, donde falleció en 1947.

Como decía al principio este personaje nació en nuestra ciudad, en Algeciras en 1877. Con el crecimiento de nuestra población en los años 30 del pasado siglo, Algeciras contaba con un solo instituto de enseñanza media, el cual no reunía las condiciones adecuadas que exigía la enseñanza en aquellos años, siendo amenazado de cierre por este motivo, circunstancia que llevó al alcalde y a los concejales de la época a solicitar ayuda a nuestro paisano ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, para que Algeciras no se quedara sin Instituto, lo que se consiguió con su inestimable ayuda, cambiando el precario local donde se impartían las clases por el famoso Kursaal situado junto al puente de la conferencia, que unos años más tarde, concretamente en 1942 salió ardiendo, dando lugar posteriormente a la construcción del actual Instituto que lleva el mismo nombre.

Como consecuencia de la inestimable ayuda de D. Francisco Barnés Salinas, en tiempos todavía de la república, el pleno del Ayuntamiento le nombró hijo predilecto de la ciudad y acordó rotular una calle de Algeciras con su nombre. Pues bien, seguramente se nombrara hijo predilecto, aunque no existe un registro en el Ayuntamiento que permita asegurarlo, pero lo que está claro es que no hubo nunca una calle con su nombre.

En esta condición que tenemos de “especiales”, que consigue que nos olvidemos de las cosas que pudieron beneficiar a nuestro pueblo, sería bueno rescatar de la memoria a este tipo de personas y darle el reconocimiento que se merece, si no es con el nombre de una calle, sí por algo que todavía se merece mucho más, como podría ser por ejemplo con el nombre de algún instituto, de los muchos que hoy día tenemos en Algeciras, que tienen nombres tan originales y sorprendentes, como que hasta el viento de levante, tan frecuente en nuestra zona, tiene un instituto con su nombre. ¿No sería mejor y más merecido que tuviera el nombre de D. Francisco Barnés Salinas, algecireño de pro?.