Así que pasen otros veinte años… para los viejos problemas de Málaga

Málaga

Ahora que ha llovido abundantemente, sin duda volverán a quedar olvidados los proyectos hidrológicos. El Gobierno, de hecho, lleva años sin invertir en la conducción entre Málaga y la Costa, clave para afrontar sequías recurrentes. La cantidad consignada en los Presupuestos es la trampa clásica del trilero: la ves al principio y luego ya no la ves. Ahora habrá que esperar a que suenen otra vez las alarmas, y tal vez entonces sí. Lo mismo será en 2023 o en 2030. Aquí solo nos acordamos de la lluvia cuando ya truena; y de la sequía cuando hay restricciones.

El olvido es un cheque en blanco para los malos gestores. De ahí que convenga insistir en esa lista descorazonadora que, a fuerza de repetirse, parece haberse convertido en parte del paisaje. El tren litoral o el saneamiento integral llevan años adornando los presupuestos. Este será otro curso decepcionante. Y peor en la ciudad. Ahí la lista es de traca. Cerro del Villar, la mayor ciudad fenicia de occidente y además intacta, está sin excavar; de Baños del Carmen, en fin, ya abochorna mencionar su ruina; el Astoria perdura como nido de ratas en el corazón del centro histórico; el parque en los suelos de Repsol va de milonga en milonga; y la integración del Guadalmedina, en fin, es el gran reto del siglo XXI que se arrastra desde el siglo XIX. Y ya puestos, ahí sigue la torre manca de la Catedral. Eso sí, el alcalde tiene claro lo que urge: hacer obras en la Alameda, tratando de repetir el flechazo de Calle Larios para ganar las elecciones de 2019. A ver si esta vez las prisas no suponen una chapuza, como la Plaza de la Merced remodelada como proyecto estrella de las elecciones de 2011, donde ahora se hunden los adoquines. En fin, la Alameda es el proyecto estelar del alcalde para aspirar a ganar después de casi veinte años en el cargo; queda claro que él no cree que para ganar deba responder de Cerro del Villar, Baños del Carmen, los suelos de Repsol, el Astoria o el Guadalmedina. Así que pasen otros veinte años.