En Palma no cabe el alquiler turístico

PALMA

Antoni Noguera, alcalde compartido de Palma, se había caracterizado por la determinación en el discurso y la indefinición en la praxis.

Sea por un arrebato o por un cambio de conducta más dilatado, el alcalde de Més que aprovechó el hueco de Antoni Verger ha adoptado una postura radical contra el alquiler turístico en pisos.

Por definición, los políticos de Balears no abundan en decisiones racionales.

Por tanto, hay que especificar que la oposición a la fiebre del oro del alquiler refleja una postura inteligente.

En Palma no cabe el alquiler turístico masivo propiciado por las plataformas.

Y si introducimos el alquiler, hemos de desalojar a los nativos.

Se trata de un fenómeno vigente ahora mismo en Ibiza y Formentera, donde los residentes se aferran a su isla como los pasajeros a un barco desde el que quieren arrojarlos al mar.

Cort ha tenido la astucia de introducir el concepto de “convivencia” como elemento urbano fundamental.

En algún momento habrá que frenar la imagen de Balears como una planta industrial turística en funcionamiento durante 24 horas al día, 365 días al año.

A cambio, PP y Ciudadanos se colocan en contra de la ciudad. Bueno es saberlo, aunque sobraban los indicios.