Evereste es el más rápido de los caballos del vino 2018 de Caravaca

Murcia

Evereste, de la peña Aspirante, se ha coronado ante miles de asistentes como el caballo más veloz en la subida de la cuesta del castillo en estos caballos del vino 2018 de Caravaca. En una carrera vibrante, 10 años después de su última victoria, ha sido el caballo más rápido en subir con un tiempo de 8,274 segundos.

El segundo ha sido Rebelde, el tercero Azahara, el cuarto Pura Sangre y el quinto Calimocho.

La fiesta, un año más, ha sido seguida por miles de personas en la propia cuesta del castillo, las calles de la localidad y los diferentes formatos de retransmisión disponibles.

Desde alí hemos hecho esta mañana nuestro Hoy por hoy para toda la Región de Murcia.

El presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, asistió  a la carrera de los Caballos del Vino, un festejo que, en opinión del presidente, “debe ser Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y en eso estamos trabajando para que se produzca esa declaración por parte de la UNESCO”.

 “Hoy es un día grande para la Región de Murcia”, dijo el presidente, quien subrayó que “éste es un festejo único en el mundo del que todos los ciudadanos de la Región podemos sentirnos muy orgullosos, y estamos impulsando que sea conocido internacionalmente”.

 Los Caballos del Vino están declarados de Interés Turístico Internacional. Además, en el año 2011 el Consejo de Gobierno aprobó la declaración de esta fiesta como Bien de Interés Cultural. La carrera de los caballos se celebra hoy en la cuesta que sube al castillo-santuario de Caravaca de la Cruz, un municipio inmerso en las fiestas de la Santísima y Vera Cruz.

 En esta carrera participan alrededor de 60 peñas y con ella se rememora una tradición que se sitúa alrededor del año 1250, cuando los granadinos tenían sitiado el castillo que desde 1231 guardaba ya la reliquia de la Cruz. Entonces, un grupo de templarios consiguió romper el cerco, introducir con sus caballos alforjas repletas de vino y salvar al pueblo de morir por el agua envenenada con la que los enemigos habían contaminado los aljibes.