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Pasillo a Huesca y Rayo

Un Sporting nervioso y desnortado, roto en defensa y mediocampo, se deja buena parte de sus opciones de ascenso directo

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Gijón

Ahora sí, el Sporting necesita un milagro para ascender directo. El Barça B, que ya liquidó a Paco Herrera como entrenador rojiblanco en la primera vuelta, se cargó este domingo buena parte de las opciones de ascenso directo del equipo gijonés. Y lo hizo con la connivencia del propio Sporting, que fue un equipo irreconocible ante un rival que llegaba en una racha nefasta a El Molinón. Si la derrota en Zaragoza no admitía reproches, la de este sábado admite muchos. Y enciende las alarmas. Porque jugando como en Zaragoza, se puede confiar. Jugando como ante el Barça B, con semejante grado de desquicie, sin intensidad y sin patrón, este equipo no va a ningún sitio. Esta imagen no se puede volver a repetir, ni en lo que queda de liga regular ni en un hipotético (y ya más probable playoff).

El partido pudo engañar a los ilusos por los arreones ofensivos del equipo, pero tácticamente fue un auténtico desastre. El mediocampo del Sporting no compareció y la defensa (con la honrosa excepción de Canella) fue un coladero. Era el escenario perfecto para el Barça B, que dominó la zona ancha, jugó a placer y casi sin oposición de mediocampo para arriba, marcó tres goles y pudo lograr alguno más de no haber intervenido Mariño a dos peligrosísimos disparos de Marc Cardona.

Una cosa es ser ambicioso y otra un equipo alocado. El Sporting cayó en lo segundo ante el Barça B. Empezó metiendo miedo al rival, con un balón al larguero de Michael Santos y otra ocasión del reaparecido uruguayo, asistido en ambos casos por Jony. Pero pasó el equipo gijonés de meter miedo al rival a darlo él. Pagó su ansiedad con el primer gol: Jony quiso sacar rápido una falta a favor, regaló el balón al rival, lo recuperó el Sporting pero lo volvió a perder Rubén García. Aleñá tenía una autopista por delante, condujo, abrió a la banda izquierda donde Cucurella recibió completamente solo, con posibilidad de llegar a línea de fondo y centrar raso al punto de penalti donde, también libre de toda marca, Aleñá llegó para marcar.

Fue un gol clave, porque el Sporting se pasaría todo el encuentro a remolque. Pero fue el tanto más discreto de una tarde de golazos. Espectacular fue el de Rubén García que empataba el encuentro a la media hora de juego. Pero el Sporting no había aprendido la lección y permitió otro otro contrataque letal, aprovechado por Cardona para marcar el 1-2 siete minutos después.

Las sensaciones eran muy malas pero la distancia en el marcador no era irremontable. Aunque el comienzo de la segunda parte fue revelador de lo que estaba por llegar. Barba se la come y Cardona obliga a Mariño a volar para evitar el 1-3.

En un choque loco, de ida y vuelta, volvió a igualar el Sporting, con un gol de Michael Santos. Un gol espectacular del uruguayo, que recibió de Bergantiños, tumbó a un rival, recortó ante otro  y ajustó su disparo al palo derecho de la portería de Ortolá.

Pero otro golazo de Nahuel, que tiró de calidad pero que tampoco estuvo bien defendido, acabó de hundir al Sporting. El desquicie en el que estaba el equipo quedó claro en la imprudencia de Baraja, que justo antes del gol fue expulsado por agarrar a Palencia para impedirle sacar de banda. La sanción puede ser muy duro.

El ascenso rojiblanco ya no es que no dependa del propio equipo gijonés, sino que está condicionado a una caída en picado del Huesca o del Rayo Vallecano. Todo puede pasar, pero lo normal es que el Sporting deba afrontar la peligrosa bala del playoff. Y más le vale relajarse, dejarse de arrebatos individuales y recuperar el buen nivel defensivo, que era la clave del Sporting de Baraja

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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