Miguel Poveda, cómo hemos cambiado
La gran voz del flamenco actual publica nuevo disco resucitando a Lorca. Buen momento para repasar su carrera
Fuenlabrada
Cantar a Lorca no es nuevo, pero tampoco es fácil. Menos si se hace desde el flamenco y hay precedentes como los de Camarón o Enrique Morente. Uno de los cantaores llamado a ser sucesor de los anteriores es Miguel Poveda, que se atreve en su nuevo disco, ‘Enlorquecido’, con la memoria del poeta. Con el single ‘No me encontraron’, que abandona el flamenco para imbuirse en un pop rock coplero, el disco navega con la misma ruta que su carrera: a medio camino entre la pureza desgarradora y lo que los anglosajones llaman el ‘mainstream’. Vamos, música digerible para todos los oídos. Pero regresemos a los orígenes, que nos remontan hasta 1995.
Miguel Poveda, cómo hemos cambiado
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Qué tendrá el flamenco que hace que un niño de Badalona, sin tradición musical familiar, se enamore de Mairena, Caracol o La Niña de los Peines. Desde muy joven Miguel Poveda sabía que su destino era el cante, y así lo persiguió hasta ganar el festival de cante de las Minas de La Unión en 1993 y publicar en 1995 ‘Viento del este’, que se abría con esto que escuchamos, ‘Y yo qué culpa tengo’, con Moraíto a la guitarra. Su camino se iba despejando con reconocimientos en festivales por medio mundo y también con un segundo disco, ‘Suena flamenco’, que abarcaba multitud de palos, por ejemplo, las bulerías.
Aquel trabajo le reportó la primera de sus varias nominaciones a los Grammy Latino, un premio que incomprensiblemente no ha conseguido aún. Pero sigamos hacia la siguiente estación, ‘Zaguán’, que llegaba con el nuevo milenio y que incluía temas como la bulería de Jerez ‘Qué borrachera’.
Poveda comenzó después una gira por Estados Unidos que acabó por consagrarlo como promesa del flamenco mundial, pero la confirmación llegó unos años más tarde, después de publicar un disco de poemas de Alberti y otro en catalán. En 2006 llegaba ‘Tierra de calma’, con interpretaciones como la de ‘Alfileres de colores’.
Los años venideros Poveda sumará a sus reconocimientos dos especialmente importantes: el Premio Nacional de Música de España y el Premio Nacional de Cante de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera. Eleva el cante a delicia gourmet de los más importantes teatros, donde se desenvuelve muy bien en otro de sus géneros, la copla. Es lo que cultivó en 2009 con ‘Coplas del querer’, que incluye ‘A ciegas’, un tema de Quintero, León y Quiroga popularizado en su día por Concha Piquer y que ahora se recuperaba en la banda sonora de la película ‘Los abrazos rotos’.
Pero si este disco es toda una delicia para los amantes de la copla española, el que llegó en 2012 es quizá el disco definitivo para el cante flamenco de Poveda.‘arteSano’ es un viaje por diferentes palos de la mano de una voz que se muestra insuperable en temas como ‘El alfarero’ o ‘Qué disparate’, dos bulerías en este caso maravillosas.
A este álbum le seguiría un CD y un DVD en el Teatro Real que lo encumbra en la historia de la música. También ha continuado desde entonces colaborando con músicos de todo tipo y adentrándose en el mundo del pop y de la fusión con resultados en general satisfactorios aunque muchos puristas le hayan puesto su peor ceño. Es el caso del tema con el que nos vamos a despedir, que pertenece a su disco de 2015 ‘Sonetos y poemas para la libertad’, otro bonito acercamiento a poetas españoles del siglo XX como, de nuevo, Alberti, del que recoge el ‘Guerra a la guerra por la guerra’.