Tocados pero no hundidos

Soria

No deja de resultar curioso que, empatando un partido en el minuto 90, la sensación sea más de derrota que de victoria. Al menos es como yo me fui este domingo de Los Pajaritos. Por tercera vez consecutiva el Numancia no fue el Numancia, o al menos el Numancia que yo creo, o incluso me atrevo a decir que muchos creemos que debe y puede verse sobre el césped, sobre todo en Los Pajaritos, no porque seamos unos románticos y pensemos que nuestro equipo es el mejor y sólo veamos sus virtudes, sino porque en casa hemos visto, en la mayor parte de los 20 partidos disputados, a un conjunto sólido que, con mejor o peor juego, nos ha dejado más que satisfechos.

Pero este domingo, no. Ni siquiera con el empate in extremis de un Higinio que en este final de curso es el delantero con más pólvora. El equipo peleó, no perdió la cara al partido, y hasta el final porfió por evitar la derrota. Es innegable. Pero le está faltando algo a los de Arrasate en estas últimas tres jornadas. Frescura y chispa, tanto mental como físicas, tranquilidad, capacidad de reacción... Algo o todo. No he visto al equipo tan desquiciado como este domingo, justo antes y justo después del gol de Osasuna. Un equipo totalmente ido que tardó en serenarse un buen rato, le costó. Cuando lo hizo, tiró de ese espíritu numantino para salvar el punto.

Un punto que de poco sirve, pero sirve. A dos jornadas del final, el Numancia ya no depende de sí mismo para estar en play-off. Con un punto de los últimos nueve, ha desperdiciado la baza de no tener que estar pendiente de otros. Así que estamos tocados, pero no hundidos. Ahora tiene que, primero, ganar los dos partidos que quedan, ante el descendido Sevilla Atlético y ante una necesitada Cultural Leonesa, cuestión que visto lo visto recientemente, no parece tan sencilla. Luego, habiendo sumado los seis puntos, hay que esperar que Cádiz, Zaragoza y Valladolid (alguno o los tres) no ganen los dos encuentros. Pero, amigos, la esperanza es lo último que se pierde y mientras la matemática no dicte lo contrario, aún hay opciones reales.

Dicho lo cual, y no es por poner la venda antes de la herida, y aunque ahora mi optimismo anda en horas bajas, creo que pase lo que pase la temporada es más que digna, con el equipo cumpliendo con lo que, al término de temporadas pasadas, muchos aficionados pedían o exigían: estar peleando por algo más que sólo la permanencia. Cumplido está, aunque la sensación de haber asegurado el puesto de play-off con más holgura pueda empañar el buen curso realizado.

Por cierto, y hablando de afición… Soy de letras, pero aún sé sumar: si hay 4.500 socios, se han regalado 3.100 entradas y vinieron unos 900 aficionados de Pamplona, me salen 8.500 las personas que podían entrar a Los Pajaritos este domingo, sobre 9.000 localidades disponibles. Además, el viernes se colgó oficialmente el ‘no hay billetes’. Pero la entrada oficial fue de 6.903 espectadores. No me salen los números o sí... ¿De verdad no fuimos capaces de llenar Los Pajaritos en el partido más importante del año? ¿Sólo lo hacemos cuando viene el Real Madrid o el Fútbol Club Barcelona? Ojo, que seis mil personas en el estadio, de una población de 38.000 en la capital o de 88.000 en la provincia es un porcentaje espectacular, y no es la primera vez que lo digo ni la última que lo diré. Y esos 6.000, ‘chapeau’, porque animaron hasta la extenuación. Pero me decepcionó, mucho, no ver más de 8.000 espectadores en Los Pajaritos. Luego llegan las exigencias y los mensajes de que hay que ser ambiciosos y tal…