'Yo quiero ser narco'

Huelva

'Yo quiero ser narco'

En alguna cadena televisiva, con motivo de las redadas contra el narcotráfico que se ha venido desarrollando estos últimos días en el campo de Gibraltar, unos niños afirmaban a la periodista que ellos, de mayores, querrían ser "narcos".

El enriquecimiento rápido con el mínimo esfuerzo, sin valorar si el procedimiento es o no ético, forma ya parte del ADN de nuestra sociedad, de un sistema en decadencia, instalado en la autocomplacencia y con una pérdida de los valores que han sido transformadores sociales en décadas pasadas. Esta actitud, que se extiende demasiado rápido por la sociedad española, se ve potenciada por los múltiples casos de la clase política que parecen reflejar actitudes poco éticas o delictivas. La cultura del esfuerzo y de la honestidad está en decadencia.

Las aulas son, en este aspecto como en otros, un reflejo de una sociedad instalada en el sueño de un estado de bienestar que se percibe como permanente, acomodada en el disfrute de logros que apenas son propios pues pertenecen en gran parte a generaciones precedentes.

Así, la cultura del esfuerzo ha dado paso a la búsqueda de beneficios inmediatos que la mayoría de las veces están vinculados a procesos especulativos, no sostenibles y que, consecuentemente, suelen causar desequilibrio social. ¿Para qué esforzarse? Lejos queda luchar por los sueños.

Una característica del progreso humano ha sido la búsqueda del conocimiento. Nuestros padres nos educaron en el valor supremo de la educación como elemento transformador y, consecuentemente, primaron éste sobre otros, renunciando a otros bienes con el fin de alcanzar altas cotas de formación en sus hijos. Nosotros aprendimos que querer es poder.

Pero poder no conlleva querer y hoy, cuando con el esfuerzo de todos, todo el mundo puede, casi nadie quiere. El conocimiento, que hoy está más que nunca al alcance de todos, "no mola". El absentismo, preocupante en las aulas no universitarias y escandaloso en la universidad, es una muestra clara del escaso valor que hoy se concede a la educación. Porque, no nos engañemos, aprender cuesta, y mucho, pero no da dinero.