Sociedad

Hagamos limpieza, pero emocional

La reflexión de Ana Díez, médico de familia

OPINIÓN | Hagamos limpieza, pero emocional

OPINIÓN | Hagamos limpieza, pero emocional

02:34

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/009RD010000000173719/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

La limpieza ha contribuido a ahuyentar algunas infecciones y a mejorar el estado de salud de la población. Cuando hablamos de limpieza, es posible que nos imaginemos un sitio o un objeto muy sucios que, tras ser limpiados adecuadamente, brillan que da gusto verlos.

Pero hay otra limpieza no física que también es necesario hacer de vez en cuando; me refiero a la limpieza emocional, de sentimientos. Porque también en el alma se van acumulando experiencias tristes, negativas, llenas de odio y rencor que nos van manchando interiormente. Además, esta suciedad interior se extiende también a nuestro exterior, a nuestro gesto, a nuestro comportamiento y a nuestra actitud.

De la misma manera que nos lavamos las manos antes de comer o que lavamos los objetos y los suelos cuando están sucios, deberíamos lavarnos el alma. Ya sé que esta limpieza es mucho más difícil de hacer, sobre todo cuando la suciedad viene de alguien a quien queríamos o apreciábamos. Pero hay que echarle arrojo y limpiarla también. De lo contrario, estaremos sucios eternamente y muchas veces mancharemos a otros que no se lo merecían.

Para lograrlo, necesitaremos dejar aflorar nuestros sentimientos, es decir, desahogarnos. Solo así evitaremos que procesos agudos se cronifiquen y provoquen una angustia y una tristeza permanentes. Este desahogo generalmente requiere de la escucha de otros, no para que nos dé consejos, sino para que nos dé calma y sosiego para actuar correctamente.

Si rectificar es de sabios, hacer esta limpieza emocional también tiene que serlo, vamos, digo yo. Pero, ¡es tan difícil! Principalmente porque nos acostumbramos a mirar a través de unos cristales sucios y ya no apreciamos esta suciedad. Y, si viene alguien a decírnoslo nos sienta mal.

A lo largo de la vida hay situaciones que nos hieren, nos dejan una huella y nos manchan nuestro interior. Ojalá todo se limpiara tan fácilmente como lavarse las manos o pasar el borrador por el encerado. Desgraciadamente, hay ocasiones en las que el dolor o el sufrimiento han sido de tal calibre que ni el más abrasivo de los jabones, ni la más fuerte de las lejías consiguen limpiarlo y dejar las cosas como estaban antes.

Pero creo que siempre hay que intentarlo, frotar con fuerza para que salga de nuestro interior todo lo que hemos ido acumulando con el tiempo y ha ido emborronando nuestra alegría y nuestra vida. Tenemos que aprender a quitar de nuestra cabeza y de nuestra alma todo lo que nos hace sentirnos mal, todo lo que nos impide ser felices. En definitiva, de vez en cuando tenemos que hacernos limpieza mental. Si no, no podremos disfrutar de todo lo bueno que nos rodea. Y, aunque no lo creamos, es mucho.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00