Salom dispara al catalán para no hablar de Zaplana

PALMA

El orden de los factores altera el producto, sobre todo en política.

Un día, la Guardia Civil detiene a Zaplana por el supuesto cobro en paraísos fiscales de diez millones de euros en comisiones.

Al día siguiente, María Salom arremete enfurecida contra el decreto sobre el catálán en la sanidad pública, que considera inconstitucional, terrorista y no sé cuántas cosas más.

Ni siquiera entraremos en la contradicción de que el decreto indica precisamente que el catalán no es un requisito en la sanidad pública.

Lo crucial es la agenda.

María Salom fue en Madrid la lugarteniente favorita de Zaplana. La mallorquina cumplía a rajatabla las órdenes del cartagenero, eran inseparables en el Congreso y fuera de la cámara.

Un malpensado extraerá la consecuencia inmediata de que Salom intenta desviar preguntas incómodas, y que dispara al catalán para no hablar de Zaplana.

La delegada del Gobierno se inventa un escándalo más estridente, para no rendir cuentas sobre las confesiones que Zaplana pudiera hacerle en sus años de intimidad. ¿Salom no sabía nada?

Con su protagonismo desmedido que la convierte en líder única del PP balear, Salom también aplasta a Biel Company pero, a quién le importa.