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"No iba a los mercadillos porque era muy pijo y ahora me gano la vida aquí"

Julio tuvo como tantos otros que reinventarse para seguir en el mercado laboral. Los mercadillos son ahora lo que durante años fueron las mesas de dibujo y los ordenadores, su medio de vida.

Julio en su puesto de mercadillo / ISABEL SALVADOR

Madrid

De trabajar en el departamento que prepara las ofertas para conseguir los contratos públicos de una de las grandes constructoras del país, a vender bolsos, cinturones, paraguas o maletas por los mercadillos.

Conversación con Julio Rojo

02:59

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Julio Rojo tiene 53 años y hace cuatro que comprobó de primera mano, como muchos de los que perdieron su trabajo con más de 45, el significado de "reinventarse". De las oficinas centrales que FCC tiene en el Paseo de la Castellana de Madrid, donde durante 24 años trabajó como delineante en su servicio de estudios, pasó a vender marroquinería por los mercadillos. Domingos en El Rastro, sábados Aranjuez, viernes San Fernando, miércoles Torrejón y martes en Toledo.

Se salvó de los dos primeros ERE que siguieron al ciclón de la crisis, pero la duda le llevó a no arriesgarse en el tercero. Salió como tantos otros después de hacer muchos números calculadora en mano. Del "vértigo" inicial, a dudar ahora si volvería a la oficina. Sabes que estás en la franja de edad más difícil, tienes experiencia pero ya no cuentan contigo y toca reconvertirse.

"Mis amigos dicen que no serían capaces de irse a trabajar a los mercadillos".  Quizás porque no tiene que ser fácil. De la calefacción en invierno y el aire acondicionado en verano, al frío y el calor que se hace insoportable en verano. "No me veo cuando sea más mayor así" y por eso ya hace planes para montar algún almacén de distribución que le permita vender pero sin estar a pie de puesto.

De la nómina a fin de mes, a pensar qué bolsos se van a llevar, si puede llover para cargar paraguas en la furgoneta porque se venderán bien, "estar continuamente pensando, como cualquier autónomo". Hay que ser autónomo para ver las desventajas porque "somos la máquina de la clase media, pero derechos tenemos muy pocos"

Julio no se imaginaba ni de lejos que los mercadillos a los que nunca iba como cliente, terminarían siendo su salida laboral

 
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