Una mini-librería del Casco Viejo de Bilbao en peligro por un ascensor

Bilbao

Hace 32 años, animado por su cuñado y utilizando todos sus ahorros, Ángel Alcalde levantó por primera vez la persiana de su librería, situada en pleno Casco Viejo. Pero ahora, todo su esfuerzo y trabajo se ven amenazados por la instalación de un elevador en el bloque de viviendas situado justo encima.

A pesar de su pequeño tamaño, en la Librería Láser se puede encontrar casi de todo: libros, cuadernos, juguetes y la mayoría de artículos de papelería imaginables, por lo que si al hacer la obra se reduce el tamaño del local, Ángel se vería obligado a cerrar su comercio. "Yo no quiero que la gente se quede sin ascensor, pero no puedo permitir que por él me arrebaten mi negocio y mi vida", afirma Ángel entre lágrimas.

Hace 12 años, la comunidad de vecinos ya se planteó la posibilidad de instalar un elevador, y aunque al final lo dejaron, el susto le pasó factura al socio de Ángel. "A mi cuñado le afectó mucho la idea de cerrar la librería, tanto que sufrió dos ictus el mismo año, lo que le obliga a permanecer en una residencia que también tengo que costear yo", explica el propietario.

Según los datos de Eustat (Instituto Vasco de Estadística), en Bilbao existen unas 28.100 viviendas sin ascensor, y la mayoría se concentra en el Casco Viejo, por lo que el Ayuntamiento de Bilbao defiende que, en estos casos, ha de primar la accesibilidad.

Si al final se lleva a cabo la construcción del elevador, el Ayuntamiento de Bilbao expropiaría parte de la librería de Ángel, ofreciéndole a cambio una indemnización. "De momento me han ofrecido 15.000 euros, una cifra un poco ridícula contando que con lo que gano aquí he de alimentar a toda mi familia. Además, ningún perito del Ayuntamiento se ha acercado a evaluar los daños y lo que cuesta mi local", asegura Ángel.

Para ayudar en la causa, el propietario de la librería ha organizado una recogida de firmas a través de Change.org, en la que ya han participado más de 7.000 personas, además de las más de 3.000 que lo han hecho en la tienda.

De momento, la situación se mantiene a la espera de la decisión del Ayuntamiento y los vecinos, aunque Ángel y su familia no pierden la esperanza.