Aquarius, la historia se repite

Las Palmas de Gran Canaria

Hace once años, cuando Canarias comenzaba a salir de la denominada crisis de los cayucos, el barco Luz del Mar remolcó la nave Marine I hasta Nuadibú, el puerto más cercano. Las autoridades mauritanas denegaron el permiso para atracar y estuvo un par de días fondeado a 15 millas mientras las condiciones de los casi 400 inmigrantes que viajaban a bordo se iban deteriorando.

El Gobierno español acordó con Mauritania que se les permitiera bajar del barco a estas personas.Fueron alojados en unos barracones que no reunían las condiciones mínimas como atestiguaron entonces las ongs que se trasladaron hasta ese puerto. Más de un mes estuvieron allí, los últimos tardaron seis meses en abandonar esas lamentables instalaciones y sólo 10 inmigrantes consiguieron los papeles en España. La crisis del Aquiarius puede llevar el mismo destino si no se toman las medidas correctas.

La decisión del nuevo Gobierno de Sánchez, es, sin lugar a dudas, acertada desde el punto de vista humanitario al hacerse cargo del barco de rescate y sus ocupantes, pero debería cuidarse en no caer en medidas que se alejen de ese fin como ocurrió con el Marine I.

De momento no sabemos con exactitud cuál va a ser el destino de estos inmigrantes que proceden de países en conflicto pero sería un grave error no acertar con esta nueva crisis humanitaria. Si el Gobierno fracasara, le daría más oxígeno a los partidos extremistas de Europa, los mismos que abandonaron a su suerte a este grupo de hombres, mujeres y niños y lanzaría un mensaje muy negativo al trato solidario que, en general, la sociedad reclama para estas personas.

Lo mejor es que España ha dado una lección a la Europa xenófoba, aunque el histriónico Gobierno italiano lo haya celebrado como una victoria y esté tratando de hacer piña con otros países como Austria en su ínfame batalla contra el inmigrante. Ojalá triunfen las tesis del sentido común y del humanismo.