Realidad de lo imposible

Palencia

Recorriendo los caminos de la esperanza, concluíamos el otro día cantando la primera estrofa que vino a mi memoria de una canción nostálgica, posiblemente un fado, alusivo a Portugal… ¿por qué te quiero tanto? En apenas dos años de “geringonça”, -la unión de la izquierda que apoya al gobierno del partido socialista, bautizada como chapuza-, los resultados son esplendidos. Acabaron con el austericidio impuesto por la troika, redujeron el déficit al 1%, crecimiento económico del 2,6%, desempleo inferior al 8%, reposición de salarios y pensiones, acomodación fiscal reduciendo impuestos a los pobres y compensando con los pudientes, potenciación de la sanidad y de la enseñanza pública, desconectándose de la privada-concertada, reducción del IVA, paralización de las privatizaciones de lo público, bono social para familias necesitadas, etc.

Entonces, se queman 500.000 has., casi medio Portugal, fallecen un centenar de personas y se monta una moción de censura. Se mantiene y sale reforzado el gobierno. El efímero gobierno de la geringonça es uno de los más elogiados de Europa y cumpliendo con las imposiciones de la UE, pero a su manera. Es decir, defendiendo a su pueblo. Quien quiera entender…que se aplique el cuento. Tirios y troyanos en gobierno y oposición. ¿A qué viene esto?

A recordar que es posible lo imposible y sin encogerse. De paso, a recordar esas cosas que se jaleaban en la oposición, copia de lo citado antes en Lusitania, esa federación hispana, que diría Saramago.

Y el recuerdo de Palencia,cuya alarma social resulta inevitable. El desplome demográfico debería hacernos pensar en las causas últimas. Más del doble de fallecimientos que de nacimientos en los dos últimos años. 2.135 de los primeros por 1.047 nacimientos en 2016 y se repite en 2017, con 1.073 nacimientos. Imagino que, a estas alturas, nos percataremos de que, además de disminuir las personas en edad de procreación (se van), la precariedad de empleo y salarios no estimula en absoluto a multiplicar la especie y con ella la agonía del futuro, ¿no? No es tanto cuestión de alegrarnos la vida con espectáculos, que sí, como de garantizar unos mínimos de vida digna. Ya sabemos que “el mérito de crear empleo es de los empresarios”, Carriedo dixit, escurriendo el bulto de su responsabilidad de gobierno. Los demás, todos tontos hasta que se le ocurra otra frase más elocuente al consejero de empleo de la Junta.

Sabemos que hay prioridades, pero en Palencia, o hacemos realidad lo imposible o nos quedamos sin gente. Y podemos pintar de verde la montaña, de plata los ríos y los campos de ocre con monolitos, que seguirá siendo el desierto demográfico.

Palencia en la esperanza de un gobierno de junio 2018.