Fútbol
SD Compostela

Levantarse y seguir

El gol de Garbán llegó a renglón seguido de un balón repelido por el larguero tras disparo de Rubén que pudo cambiar todo

Los jugadores del Compostela totalmente abatidos tras acabar el encuentro ante el Salmantino / SDC

Santiago de Compostela

El Compos y su afición, ocho mil ayer en San Lázaro (algo más de mil salmantinos), vieron truncado su sueño. La recompensa a 11 meses de trabajo. Al haber sido los campeones de uno de los grupos más duros de la Tercera División como es el gallego. A tropecientas sesiones de entrenamiento, de viajes....Un gol de Garbán antes de la media hora de partido sirvió para que la cara más ingrata del fútbol asentara sus posaderas en San Lázaro y evitara culminar la temporada con el premio gordo del ascenso.

Poco se les puede reprochar a jugadores, técnicos, directivos y demás gente que ha hecho posible que el sueño del equipo y su afición llegase hasta este 24 de junio. Han hecho todo y más para lograrlo, pero esto del fútbol va de marcar goles y el Compostela no fue capaz de hacerlo ante un correoso Salmantino que volvió a ganar a domicilio, como había hecho ante Poblense y Mutilvera, para lograr tumbar al campeón gallego. Así, con poco más, con la complicidad del reloj y las argucias propias de quien está con ventaja en una eliminatoria final, fue pasando el tiempo.

El Compos lo intentó de todos los modos que sus fuerzas le permitieron, pero no hubo manera. Ni apareció Primo, ni una genialidad de Tomás o una cabalgada de Saro por la banda que pusiera un caramelo en el área. No hubo manera. Todo fue un quiero y no puedo hasta el pitido final. Y ahí, aparecieron las lágrimas, el desconsuelo de los que tanto habían currado, en contraste con la algarabía de los jugadorse del Salmantino que se fueron a celebrarlo a Fondo Norte con sus aficionados.

Así es una final, unos descorchan champán y otros quieren desaparecer cuanto antes. En el caso del Compos, sus juadores y técnicos aún pudieron hacer de tripas corazón para agradecer a la grada el apoyo mostrado durante todos los partidos de play-off. Saro no podía ni hablar (hoy mismo había perdido a su abuela), el míster Yago Iglesias se hundió un par de minutos en el banquillo antes de recuperar el resuello y acompañar a los jugadores a la ronda de agradecimientos a los aficionados.

El presidente, Antonio ´Quinteiro, visiblemente desconsolado, trató de dar las gracias a todos los que le intentaban animar mientras digería el trago. Pero mañana volverá a salir el sol, y tocará levantarse de nuevo. Y pensar en mejorar, en qué mejorar, para intentarlo la próxima temporada, y que una tarde como la de hoy, ante el rival que sea, tenga final feliz.

 
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