Subdelegados: Dos hombres buenos

Palencia

Vaya por delante que la figura del subdelegado del Gobierno ha quedado tan desprovista de competencias y funciones, que a veces daría la sensación de ser un mero representante institucional; aunque es cierto que de él dependen aspectos tan claves como los cuerpos y fuerzas de seguridad. Quede claro que los actuales subdelegados nada tienen que ver con otra presencia más rancia que ostentó importante poder en provincias. Habrán adivinado que me refiero a los gobernadores civiles.

Dicho esto, a mí me parece reseñable, que se va un buen subdelegado y que viene otro que, seguramente también lo será. De partida, ambos son personas normales. Alguno pensará que es un triste bagaje que un representante institucional o político destaque por ser normal. Pero es que en el ejercicio de la política, se destila tanta prepotencia, tanta soberbia, tanto afán de notoriedad y de influencia, tanta falta de autocrítica; que cuando alguien ejerce sin estridencias, siente uno una satisfacción especial. El subdelegado saliente, Luis Miguel Cárcel, en ningún momento ha ejercido de comisario político.

Tengo la impresión, y creo que acertada porque ya ejerció el cargo durante un breve espacio de tiempo, que el subdelegado entrante, Ángel Miguel, tampoco lo hará. Un profesor universitario, en el caso de Cárcel, y un médico, en el de Miguel, tienen aspectos comunes a pesar de sus evidentes diferencias ideológicas. No son extremistas; y a la espera de la gestión del recién llegado, habría que decir retornado, todo apunta a que ninguno de ellos se caracterizará, y me gusta insistir en este aspecto, por ser un comisario político.

Este tipo de comisarios son el veneno de la gestión; ya que anteponen los intereses de partido a los de la provincia. Hay que adelgazar la administración, ahondar en la necesidad de eliminar algunos cargos. Incidir en la duplicidad de administraciones para acabar con ella; por no hablar de ese cementerio de elefantes que muchas veces es el Senado. Y hasta que eso llegue, si es que llega, hay que pedir que los cargos se asuman por hombres o mujeres buenos que entiendan que están al servicio del ciudadano. El edificio de la Subdelegación cuando era Gobierno Civil, ya tuvo algún inquilino oscuro.

Me acuerdo de Luis Vicente Moro, el hombre que en las grabaciones de la Operación Lezo le contaba a Ignacio González una historia sobre casas de alterne en la provincia de Palencia. Un individuo siniestro que fue Jefe del Sindicato Vertical Franquista y que diseñó para su amigo González, el entonces presidente de la Comunidad de Madrid, un CNI madrileño a la medida. Desde la base de que en Palencia hemos tenido políticos tan funestos como Moro, se agradece la forma de actuar de Luis Miguel Cárcel del PP y de Ángel Miguel del PSOE. Suerte a ambos en su andadura.