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Figuras sin Puerta Grande

Una oreja por coleta en la primera corrida de la Feria Taurina de San Pedro

Figuras sin Puerta Grande

Figuras sin Puerta Grande

Zamora

Gran parte de la afición al toreo tenía puestos los ojos en la reaparición de José Tomás en Algeciras, lejos de ese punto de la geografía andaluza, en el noroeste de la península Ibérica y en el día grandes de sus fiestas patronales lo más alto del escalafón hacía el paseíllo.

Los aficionados hacen cola antes de entrar al coso zamorano / CADENA SER

Casi tres cuartos de entrada en la Plaza de Toros de Zamora para ver a las principales figuras del arte de Cucháres: Julián López “El Juli”, Alejandro Talavante y Andrés Roca Rey para lidiar un encierro del Pilar con una excelente presentación. Un festejo en cuyo ambiente flotaba la resaca de la Feria de San Isidro 2018, en un lado, el triunfador Talavante y en el otro la decepcionante imagen ofrecida por la divisa verdiblanca en la “Corrida de las seis naciones”.

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Expectación, por tanto, para los aficionados, que tuvieron que esperar 15 minutos para poder ver sobre el ruedo a los tres matadores, provocando los primeros pitos desde gradas y tendidos.

Abría plaza “El Juli” con “Bilalbo”, al que recibió lanceando a la verónica serie que remató con una muy elegante media. Poco después llegaría un tercio de varas en el que el cuatreño negro del Pilar saldría desnortado y perdiendo las manos. El torero madrileño tiró de oficio, se llevó al toro a los medios y dibujó varias tandas de muletazos ambas manos, sorteando los gañafones de la res que echaba permanentemente la cara arriba. Pinchazo hondo y aplausos.

Al segundo de su lote, al que consiguió cortar una oreja, le recibió con un buen saludo capotero y durante la suerte de varas arrancó un gran número de aplausos gracias a una elegante serie de chicuelinas. Tras brindar la muerte del toro al público y en un arranque irregular de la faena de muleta, El Juli sacó toda su torería aprovechando la buena enbestida del colorado dibujando molinetes, doblones o ayudados por alto que le permitieron ir de menos a más y tras un pinchazo y una estocada desprendida pudo cortar uno de las tres trofeos de la tarde.

Empezó Talavante la lidia del segundo del festejo con una colección de verónicas en posición genuflexa que remataría con el capote cogido con una sola mano, lances con los que consiguió calentar al público. Algo que parecía anticipar la buena faena, aunque demasiado corta y poco arriesgada, que el diestro extremeño realizó con la tela roja. Largas tandas con la mano derecha en los medios y soberbio toreo al natural que le procuró una oreja, aunque a una figura del tamaño de este torero no debería perdonársele que no quisiera regalarle al público un par de series más y optase por la suerte suprema de manera precipitada, colocando una profunda estocada, aunque algo desprendida.

El quinto, el de más peso de la corrida, al que recibió Talavante a la verónica ,nuevamente, favoreció todas las suertes despuntando los dos pares de banderillas colocados de manera categórica por Juan José Trujillo, que acabó desmonterado para corresponder los aplausos. Con el toro en los medios, el triunfador de la isidrada, se adornó con farolillos y molinetes en una faena casi plana, aunque con algún destello discontinúo de la calidad que atesora. Mató de una certera estocada tras un primer pinchazo.

El deslumbrante color del terno de Roca Rey, salvia y oro, transmitía un claro mensaje a los congregados en el coso zamorano: ¡había torero!. El capote del peruano quitó por delantales arrancando los primeros olés de la lidia del tercero, mostrando desde el primer momento que quería dejar su impronta en Zamora. Buena faena de muleta que comenzó a pies en juntos en los medios ejecutando de manera magistral series de naturales y derechazos. La mala utilización del acero en el primer toro de su lote frustró la ilusión del público que pidió insistentemente que se premiará la entrega de Roca Rey.

La misma actitud de búsqueda incesante del triunfo guio la segunda faena del limeño que volvió por sus fueros y levantó al respetable de sus asientos. Buenas tandas con la mano derecha con el cuatreño del Pilar colocado en los medios, pases de pecho de muy bella factura e incluso algún tramo de toreo en redondo fueron el balance de Roca Rey con el tercer colorado de la corrida, al que cuadró en la suerte contraria y le colocó media estocada desprendida. Un trofeo para el peruano que hizo las delicias del público y demostró sus excepcionales cualidades.

Poco que decir sobre el ganado de la primera de feria, que a pesar de la presentación y el trapío de los seis toros que terminaron resultando desiguales y sin fuerza a la hora de entrar al caballo, aunque sobre todo el segundo y el sexto permitieron el lucimiento de los diestros.

La Puerta Grande se quedó en un pasodoble, el que interpretaba la banda durante la lidia del quinto toro del festejo en el que El Juli, demostró quién es y por qué, Talavante pudo hacer mucho más y en el que la mala utilización de los aceros privó a Roca Rey de salir laureado de la Plaza de Toros de la capital.

 
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