Bendita ingenuidad ciudadana
Tramas sin límite alguno, dispuestas hasta a hinchar las instalación de semaforos y cámaras de control de tráfico. Nada se les ha resistido, todo estaba en el mercado, siempre para los mismos
La Columna de Carlos Arcaya | Bendita ingenuidad ciudadana | 04/07/2018
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Alicante
Bendita ingenuidad ciudadana. ¡Cómo se aprovecharon de ella!
Hace ya tiempo que descubrimos que el milagro de la basura no era tal. Que tras su recogida, en algunos casos, se escondían tramas que amasaban pingües beneficios. Entonces ya dejábamos de intuir, comenzábamos a percibir, que la voracidad sin escrúpulos de algunos empresarios no tenía parangón. Que los camiones cargados de residuos escondían montañas de beneficios con los que se pagaban mordidas a políticos.
Y ahora vemos cómo esas tramas no tenían límite alguno, estaban dispuestas hasta a hinchar la instalación de semáforos y cámaras de control de tráfico.
Nada se les ha resistido, todo estaba en el mercado, siempre para los mismos. Por ejemplo, el empresario José Luis Ulibarri, que ya fue investigado en la trama Gürtel y que por la Comunitat Valenciana tenía intereses inmobiliarios, audiovisuales y relacionados con la obra pública.
Ya ven, pesada herencia. Un mercado en B de obras, de procedimientos black para burlar las reglas de la libre competencia, de ventanillas fake a la que solo podían acudir algunos, los amiguitos del alma.
La época de los excesos ha arrasado hasta con nuestra ingenuidad.