El Diputado del común y los puestos de confianza

Las Palmas de Gran Canaria

Victoria pírrica de Soraya Sáenz de Santamaría en las primeras primarias del PP nacional de ayer, que deja fuera de la carrera a Cospedal y con opciones a Pablo Casado, sí, el del máster polémico y el que sacó la mitad de la carrera de derecho en medio año. Está claro que listo es el chico y también es evidente que los afiliados populares querían renovación como dijeron los del psoe con Sánchez.

Veremos lo que pasa ahora en el congreso y lo que quieren los compromisarios que pueden elegir a cualquiera de los dos en el congreso de este mes. Uno de los compromisarios elegidos ayer en la capital grancanaria ha sido José Manuel Soria, que reapareció después de su dimisión de ministro hace dos años cuando lo pillaron mintiendo por lo de su empresa en Panamá. No parece que venga para quedarse, entre otras cosas porque en el partido conservador no quieren nada que huela demasiado a pasado. Y menos a alguien que esté en entredicho y aún menos si hablamos de Soraya, con la que no se puede ver en pintura. Algo querrá Soria, que no es de los que le guste perder el tiempo.

Pero no era precisamente de ello de lo que quería hablarles hoy, sino del la institución del Diputado del Común. Ya hemos contado aquí que eran demasiados los puestos de confianza y a dedo que tenía el anterior, Saavedra, y ahora resulta que aunque el psoe dijo que quería bajar el número de estas personas enchufadas por tiempo limitado y de forma legal, aunque poco razonable, resulta digo que nos dice el nuevo Diputado del Común que se va a quedar con 12 personas de la misma manera, las mismas que antes. Unas personas que no tienen obligación de cumplir horarios, ni pasarse por las oficinas, y ni tampoco justificar sus trabajos. Personal muy bien pagado para hacer supuestamente trabajo técnico y no mucho.

Miren señores, además de los 12 y del resto del personal administrativo, esta vez tendrá 3 adjuntos nuestro particular defensor del pueblo canario. Los partidos que pactaron esto, debieran como mínimo, guardar las formas y obligar a una transformación parlamentaria, para evitar que no siga siendo una herramienta para meter a gentes del partido o partidos, debieran ser plazas de oposición porque hablamos de técnicos. Yo si creo en estas instituciones pero no en su entramado para cubrir empleos a partidos políticos que quieren salvar a una parte de los suyos. Eso es penoso. Ya me parece desmesurado el número de puestos de confianza de los gobiernos, pero esto es mucho peor, porque esta es una institución apartidista y por ley independiente.

Todavía le ha quedado peor al pp de Antona, que quería cerrar la institución y lo que hace es meter a un adjunto. Toma Ya. Largo de lo fiais.