Condenada a 12 años de prisión por matar a una mujer a puñaladas en Alcorcón

Móstoles

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 12 años de prisión a una mujer de 37 años, que mató a una compatriota en una vivienda de Alcorcón de varias puñaladas el 12 de junio de 2011.

La sección 23 Audiencia ha dictado esta sentencia después de que jurado encontrase a Juliangela Q.A. culpable del homicidio de Sabrina O.

El jurado consideró probado que la acusada acudió a la vivienda de la víctima, donde cogió un cuchillo de entre 23 y 30 milímetros de ancho de hoja y, con intención de matarla, le propinó varias puñaladas en manos, antebrazos, clavícula, rodilla, tórax y cabeza, la hemicara derecha, debajo del mentón, epigastrio, cuello y región cervical.

El ataque le produjo la muerte por una "perdida masiva de sangre", según la sentencia, a la que ha tenido acceso Efe.

El tribunal descarta la versión que dio Juliangela, quien negó en el juicio ser la autora de la muerte y declaró que, en un momento determinado de la noche, tras tomar drogas y alcohol, perdió el conocimiento y tras recobrarlo, la víctima portaba un cuchillo en la mano, que le intentó quitar, y que tras recibir otro botellazo, perder el conocimiento de nuevo y despertar, se encontró a la víctima en el suelo y cubierta de sangre.

La Audiencia sostiene que no hay pruebas de la presencia de terceras personas en el domicilio en el tiempo en el que los forenses sitúan la data de la muerte y añade que las muestras biológicas halladas en la vivienda, en el ascensor, en el descansillo del sótano y en el vehículo BMW de la víctima solo tienen el perfil genético de la víctima y de la acusada.

Lo que acredita también, según el tribunal, que la única autora del apuñalamiento fue la acusada, que inmediatamente después se dirigió al garaje para huir en el vehículo de la víctima.

El tribunal también ha tenido en cuenta la declaración del médico forense que consideró que por la altura de las salpicaduras de sangre en las paredes y en el techo de la vivienda, hubo un forcejeo, en el curso del cual la víctima y su agresor se fueron moviendo, hasta que la víctima cayó al suelo y fue rematada.

En su veredicto, el jurado no vio probado por unanimidad el delito de asesinato que le imputaban al acusado la Fiscalía y la acusación particular, pero sí el de homicidio.

El juez ha impuesto una condena de 12 años de prisión por un delito de homicidio, pues aunque no se han considerado probados los elementos propios del delito de asesinato, ha tenido en cuenta "la especial brutalidad de la acción homicida.

También ha tenido en cuenta el juez los actos inmediatamente posteriores a esta acción, "pues en lugar de atender a la víctima se desentendió, ausentándose precipitadamente del lugar".