Política
Patrimonio universitario

Universidad y Concejo se enfrentan en la Plaza Mayor de Salamanca

Polémica entre ambas instituciones por los privilegios arquitectónicos reclamados por la institución académica

Radio Salamanca

Salamanca

Más allá de los medallones que homenajean a figuras universitarias, la Plaza Mayor guarda un episodio vinculado a la Universidad de Salamanca durante su construcción. Vamos a hablar en esta nueva entrega de Bajo el Cielo de Salamanca, con la recomendación de que la próxima vez que vayan a la Plaza Mayor, se fijen en los detalles de esta historia. Una historia que nos remonta al periodo de construcción de la Plaza Mayor. Y en concreto a la del pabellón situado entre la calle del Prior y la del Concejo, que se conocía entonces como acera de Petrineros y más tarde, acera de Postas.

Justo en el centro de esa acera se encontraba la casa de la Universidad, que servían de tribuna para la asistencia a los festejos públicos que se celebraban en la Plaza Mayor, entonces, Plaza de San Martín, al igual que otras instituciones tenían la suya, que se utilizaban para vivir y sobre todo ver los festejos taurinos. Incluso se alquilaban sus balcones.

Era, pues, una casa más que entonces formaba parte de la Plaza de San Martín antes de comenzarse la obra de la Plaza Mayor. Una Plaza de San Martín en la que cada casa estaba hecha a su manera.

Y como el resto de propietarios, la Universidad se compromete a construir su parte de la nueva Plaza, la Plaza Mayor, que es la que coincidía con su casa. Pero la Universidad quería construir una que se diferenciase del resto. Y aquí vino el lío.

La casa de la Universidad limitaba a un lado con la de la Encomienda de San Juan, que adquirió después a la iglesia de San Juan de Barbalos, y al otro lado tenía la casa del Conde de Grajal, que provocó innumerables dolores de cabeza al Concejo por su negativa a realizar cualquier obra.

¿Qué es lo que la Universidad quería hacer con su casa?

Con su propiedad, la Universidad quiso hacer una casa que rivalizase con las de enfrente, es decir, con las del Pabellón Real, con un arco lo más grande posible, como el de enfrente, e incluso espadaña para coronarlo. Una casa muy especial, que dejaría claro que la Universidad era una institución principal y sobre todo diferente a las demás. Pero aquello, iba a costar un dinero, y no todo el mundo estaba de acuerdo.Y así aparecieron los primeros problemas con el Concejo y dentro de la propia Universidad.

Mientras los maestros Torres Villarroel y Carrasco explicaban al Concejo las intenciones de la Universidad con relación a su casa y la Plaza Mayor, dentro del Estudio, en el claustro de doctores, se reprochaba a sus responsables que se gastaran 150.000 reales en una obra de esa envergadura cuando el Estudio carecía de una sala de claustros digna o un patio para sesiones de teatro o actos literarios. Una propuesta razonable, pero finalmente se aprobó la adquisición de la casa de la Encomienda y la reforma propuesta por una Universidad, firmada, además, por Manuel Lara Churriguera, que se llevaba a matar con el arquitecto de la Plaza, Andrés García de Quiñones, así que alguien vio en el proyecto universitario de Lara cierta venganza.

Aunque el Concejo no iba a permitir, ni tampoco el Consejo de Castilla, nada de lo propuesto por la Universidad de Salamanca. El Concejo niega la compra de la Casa de la Encomienda y cualquier desvío del proyecto original. Ni siquiera permitió a la Universidad que el portal de su casa fuese más grande que el resto, así que el lío fue muy gordo. Tanto que la Universidad llevó el asunto al Consejo de Castilla, que debió dar de nuevo la razón al Concejo, porque a la vista está el resultado.

La Universidad no consigue prácticamente nada. La idea del Concejo y el arquitecto de que la construcción de la Plaza Mayor fuese uniforme se mantuvo a rajatabla con el apoyo del Consejo de Castilla. La Universidad consiguió, mediante permuta con el Conde de Grajal, más espacio para una escalera, y los medallones distintivos de la fachada, obra de Simón Gavilán Tomé. Como nos indica Alfonso R. Gutiérrez de Ceballos en su libro sobre la Plaza Mayor: “Los tres escudos sobre las ventanas del piso principal ostentan los atributos de la Universidad, es decir, el león, la tiara y las llaves, y el castillo”. Aún hoy, estos escudos son visibles en el primer piso.

 

 
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