La paradoja de la teta y la sopa

Santa Cruz de Tenerife

Asier Antona ha dado esta semana la solución a todos los problemas de Canarias, España y el mundo. Y lo ha hecho, además, como el que no quiere la cosa... Oído esto, uno se explica lo del doctorado que nunca llegó a realizar. Si cuando estaba en el DEA aquel concibió esta fórmula, es normal que tirase todo lo que llevaba hecho y cambiase de tesis. Y también que aún la esté desarrollando. Porque las aplicaciones son infinitas.

El líder del PP de Canarias ha descubierto nada menos que la piedra filosofal de todas las economías. Micro, macro y ultraperiférica. El hombre ha hallado el modo de gastar un dinero y seguirlo teniendo.

O más bien, de perder el ingreso y a la vez continuar disponiendo de él.

Es, ni más ni menos, la vía que ha planteado para bajar el IGIC sin que los casi 600 millones de euros que dejarían de entrar en las arcas canarias supongan menoscabo alguno para los isleños. A saber: los 600 millones de superávit que le quedan a la Comunidad Autónoma han de emplearse en rebajar ese IGIC que tan de cabeza trae al PP.

Al común de los mortales nos puede parecer que si se dejan de recaudar 600 millones en impuestos, esos 600 millones de superávit se esfuman. ¡Pof! ¡Ya no hay superávit!

Pero eso es porque todos creemos que el superávit viene a ser el diferencial positivo entre ingresos y gastos. Y no. Antona sabe que no. Además, ha reclamado que lo que sobre (que sobraría, por sus cuentas), vaya para políticas sociales, sanidad y educación. No vaya a ser que se queje alguien.

Los demás no entendemos cómo. Pero él ha descubierto el secreto del cuerno de Amaltea, ése en el que sigue quedando otro tanto incluso después de haberlo sacado todo.

Es la Paradoja Antona. Es como el gato de Schroedinger. El superavit se genera y no se genera a la vez, pero en Canarias.

Yo, al menos, no habría dado con esa fórmula en la vida. Vivo muy condicionada por las enseñanzas de mi abuela. Ya saben, aquello de que teta y sopa no cabe en la boca.