Qué manía con el postureo político

Las Palmas de Gran Canaria

Ante el debate de los títulos, máster y tesis, no queda otra que intentar poner sobre la mesa algo de cordura o por lo menos intentarlo. A una parte de nuestros políticos les ha entrado la obsesión por el postureo o "titulitis". Están obcecados por presentarnos unos currículos inflados con el fin de aparentar lo que no son. Resulta además de infantil, innecesario y contraproducente, y es que algunos para ello mienten y se meten en unos líos en los que acaban o están ya imputados.

Nadie obliga a ninguno a venir a la política, es voluntaria. Y nadie les obliga tampoco y gracias, a ser catedráticos, para eso están los funcionarios de carrera, que les deben asesorar técnicamente. Su papel es otro, es marcar prioridades. Eso es la política. Y nadie obliga tampoco a ninguno a seguir en la política, el que venga solo por dinero que coja la puerta.

Y además que ninguno venga por tener aforamientos, ahora que no se ponen de acuerdo para quitarlos. Con una justicia igual para todos mejor, así les se acercan al común y no los juzgan los jueces que ellos eligieron.

Lo que debe preocuparnos más, en mí opinión, es el político profesional. Ese que no ha hecho otra cosa que política, que no conoce más que la administración, que tiene la labor política como la única profesión o que no piensa marcharse ni a palos, tras 20 o 30 años. De esos tenemos en Canarias demasiados. En España se está tardando en limitarlo en el tiempo, máximo 8 años por responsabilidad.

Así que, ni la política solo para los funcionarios, ni tan solo para "pitagorines", miedo me da la tecnocracia, y mucho menos para políticos profesionales. Lo mejor la política para todos, que se renueve cada cierto tiempo y que no sea el único "modus vivendi" para el ciudadano político. Eso sería lo sano.