"La mejor fotografía, mi familia"

Baza

Como experimentada fotógrafa, Susana Girón entra en el estudio de Radio Baza con la prudencia del buen observador. Esta profesional de la fotografía, nacida en Huéscar y con una carrera ya consolidada en el ámbito internacional, se coloca ante los micrófonos de la Cadena SER en Baza sin esperar que su historia, sus vivencias y experiencias profesionales van a despertar el interés de numerosos oyentes que, hasta este jueves, desconocían que una oscense lleva por medio mundo el nombre de su pueblo, al más alto nivel y con desbordante orgullo.

Tan solo hay que ver algunas de sus fotografías para percatarse de que el nivel profesional de Susana Girón es elevado y casi universal. Despiertan interés al primer vistazo porque cuentan historias, narran lo cotidiano pero con mucha fuerza, con belleza, con oficio e intuición poderosa. Sin embargo, destilan todas ellas un trasfondo delicado, de escala familiar, que remite a su origen en un entorno rural en el norte de la provincia de Granada. Susana es como una "entrenadora de la mirada" que maneja dos tipos de diafragma que se alternan dentro y fuera de su espíritu inquieto, vitalista y en forma. Si no fuera inquieta no miraría como mira, con atención, reposo, paciencia y mucho respeto. Las personas respetables (y admiradas) suelen ser así, observadoras y muy generosas a la hora de contar historias.

Detrás de este último párrafo se asoma una mujer que observa, descubre y atrapa eficientemente cada milésima de segundo de lo que ve. Cada captura es algo así como el átomo de la realidad. Una cámara de fotos le sirve para fijar la vida de los demás a modo de relámpagos de lo cotidiano en medio de tormentas diarias de estrés y frenéticas rutinas. Nos enseña esa vida que, en sus fotografías, habla cualquier idioma sin moverse. Babel sobre papel.

Hablemos ahora de arte. Tomemos prestada la luz como argumento para captar la vida que pasa ante nuestros ojos. Fijemos la imagen nítida, exacta y perfecta con nuestra mirada. Intentemos hacer con una cámara fotográfica lo que ella domina sin acabar desbocados por la torpeza del principiante. Pasemos el corrector del arte por nuestro esfuerzo. Difícil, ¿verdad? Es lógico, la buena fotografía siempre sigue los códigos de la mirada humana y del ser humano. La fotografía elevada a nivel artístico obedece las reglas de las emociones y de la constancia a partes iguales. Y para ello existe la luz, la sombra, el volumen, la proporción, el color, la textura, el espacio, la escena, los planos y el paisaje, además de una mezcla de espera, improvisación y casualidad. Pero hay que saber combinar y controlar muy bien esos factores para alcanzar cotas estéticas emocionantes. Además, no olvidemos que lo importante y duradero suele ocurrir en una fracción de segundo.

Ella, la fotógrafa comprometida y humana que siempre vuelve a Huéscar, convierte en eterno y universal ese escaso intervalo de tiempo. Y lo hace constantemente, en cualquier entorno y bajo cualquier circunstancia.

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No hace falta enumerar sus incontables premios, sus extraordinarias participaciones en exposiciones en diferentes países, sus numerosos trabajos y colaboraciones con prestigiosos medios de comunicación internacionales, ni siquiera su intenso ritmo laboral que la lleva por inercia de un destino a otro del mundo. Es su trayectoria profesional tan espectacular que, leyendo su currículum, cae uno rendido a sus méritos, abrumado y admirado. Sin embargo, hay algo más natural y apabullante en su historia personal: al escuchar a Susana Girón descubrimos que en sus orígenes, al cambiar de escala y regresar a su tierra, en Huéscar, es donde de forma excepcional se divisa la panorámica completa de todo el Planeta. Eso sí, para observarla, antes habría que subir junto a ella al punto más alto de La Sagra, su rincón favorito.

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