Economia y negocios

La gente quiere Ribera

La fiesta de la vendimia multiplica su participación con respecto a la primera edición con un 100% de ocupación hotelera durante el fin de semana

Raquel González, Quequé y Enrique Pascual / Cadena SER

Aranda de Duero

Con un brindis comienza una fiesta. Con un brindis de las autoridades con Antonio Orozco y Quequé comenzaba ayer la II Gran Fiesta de la Vendimia de Ribera del Duero. Desde las primeras horas de la mañana ya se sentía por las calles arandinas lo que iba a acontecer en esta segunda edición del festejo, festejo que ha conseguido centralizar y actualizar una tradición que perdía fuerza ante los nuevos consumidores.

El centro de Aranda, vestido para la ocasión, contaba con escenarios situados en la Plaza Mayor y la Plaza de la Constitución, además de estar continuamente rodeada por los pasacalles que ofrecían las charangas Ojayo y La Nota de Peñafiel. Eran las dos primeras plazas las que estaban ocupadas con diversas casetas de madera que ofrecían a los viandantes el vino de las 18 bodegas ribereñas participantes.

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Desde las 12:00 y gracias a  los altavoces del escenario principal, los arandinos pudieron escuchar el programa  A vivir que son dos días Castilla y León, que una vez más, a través de la ondas y de su presencia en la Plaza Mayor, consiguió dibujar el comienzo del festejo con la voz de Diego Merayo. Dos horas de programación en la Cadena SER, la primera de ellas emitida para toda la comunidad autónoma y la segunda para Aranda y Peñafiel, sirvieron para llevar la fiesta a quiénes no pudieron acercarse hasta allí.

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Pero una fiesta de la vendimia no puede empezar sin que la uva llegue y ante los ojos de los curiosos se convierta en el primer mosto de la temporada. Y así fue, poco después del pistoletazo de salida, se pisaban en el escenario principal los primeros racimos, los cuales terminaron desparramados por el suelo al volcarse el recipiente donde los pisadores hacían su trabajo. Sin empañar la fiesta y con una rápida actuación de la organización, en un momento ya estaba todo preparado para que tanto el Embajador de la celebración, Antonio Orozco, como el Ribereño del Año, Quequé, pudiesen recoger orgullosos sus respectivas menciones. El humorista salmantino bromeó con los periodistas agradeciendo su condecoración ya que en sus palabras "de los dos premios que ha recibido en su vida este es el que más ilusión le hace" y que no en vano, "ya ha hecho mucho por el Ribera del Duero bebiendo su vino" y que solo le falta empadronarse en Aranda, lugar al que viene desde hace 10 años para disfrutar de Sonorama Ribera. Por su parte, el cantante, aseguraba que ya lleva tiempo hablando de las bondades de los caldos de esta zona y que ser Embajador de un sitio que da uno de los mejores vinos del mundo "mola más".

Javier Gurruchaga, a la cabeza de la Orquesta Mondragón era el encargado de comenzar la parte musical de la fiesta. Un público entregado en la Plaza Mayor pudo viajar con el grupo "a mil y un lugar" y disfrutar con una de las voces más características del panorama nacional. A esta actuación les siguieron en el escenario, Pixie Dixie Band, Cía La Tal y como colofón el Nuevo Mester de Juglaría, que consiguió llenar el espacio hasta la bandera a ritmo de folk, arropado por el cariño del público ribereño.

Los niños también tuvieron su rinconcito en la Plaza de la Constitución con los Títeres de María Parrato. Tras esta actuación los burgaleses Fetén Fetén, acompañados de la dulzaina de Samuel Brogeras, fueron quiénes tomaban el relevo llenando el escenario de unos instrumentos poco usuales. A continuación, el folklore ribereño se hacía con el escenario de la mano del grupo de Danzas Populares de Fuentelcésped, el Grupo de Dulzainas Atalaya y la Escuela Municipal de Aranda.

Las calles vibraron a ritmo de la música y del vino, atrayendo una vez más a multitud de visitantes de otros lugares de España que llegaron gracias a los autobuses dispuestos por la organización, pero sobre todo en transporte propio, llamados por el éxito de la primera edición.

El recinto ferial abría sus puertas a las 21:00 para acoger a parte de los participantes de la fiesta de la vendimia que pudieron llenarse con el #espirituribera de los Staytons y corear las muy conocidas canciones del Embajador de la II Gran Fiesta de la Vendimia, Antonio Orozco. Eso sí, una vez más bañado por el vino de la Ribera del Duero, representado en una winebar preparada para la ocasión en el lugar.

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Por cierto, y que no se nos olvide con tanta celebración, que la vendimia ya ha comenzado esta semana y viene como repitió el presidente del Consejo, Enrique Pascual, "con muy buena pinta", una cosecha que si continúa acompañada por esta climatología podrá ser excepcional.

 
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