Violencia familiar y acoso escolar, el perfil criminológico de los menores canarios

Tenerife

Los Juzgados de Menores de Santa Cruz de Tenerife dictaron el pasado año 377 sentencias condenatorias. Es un dato de la memoria anual de la Fiscalía, que apunta a las deficiencias educativas y a la falta de supervisión adulta como la génesis de los comportamientos criminosos y antisociales de los jóvenes.

Entre la casuística de los delitos prevalece, un año más, la violencia doméstica. Manuel Campos, fiscal de menores en la provincia, ha aseverado en la SER que el perfil más común es el de hijos que agreden a sus madres: "suelen ser familias monomarentales donde el padre está ausente mucho tiempo. En la sociedad parece que la única responsable de esa crianza es la madre...".

Aunque a las agresiones en el seno familiar se suma otra naturaleza preocupante de los delitos, el acoso escolar. En este sentido, Campos alude a un agravante en los últimos años por el auge de las redes sociales. "Los móviles han hecho mucho daño porque lo visualizan todo. Con esta herramienta se graban peleas y las ve todo el colegio", ha explicado el fiscal.

Campos ha incidido, además, en la desprotección de los jóvenes: "de los treinta y un municipios que hay en Tenerife, tan solo en uno, en La Guancha, no se registran menores en situación de riesgo". Uno de los motivos por los que pueden darse estas situaciones es la falta de recursos económicos en los hogares, aunque Campos ha matizado que "puede más el afecto que la pobreza" y que el desamparo también existe en familias con un elevado poder adquisitivo.

Desde la Fiscalía de Las Palmas, donde el pasado año resultaron 692 fallos condenatorios en materia de menores, suman otra conducta en aumento: setenta y seis expedientes por delitos de agresiones y abusos sexuales. De nuevo, la génesis de estos actos es el acceso incontrolado a Internet, el déficit educacional y la falta de vigilancia parental.

En este sentido, el Poder Judicial advierte de que el hedonismo alejado de cualquier empatía, la falta de valores y el desconocimiento en cuanto a conceptos básicos como "libertad e indemnidad sexual" o "consentimiento" se encuentran detrás de este fenómeno criminológico.